La
recuperación de la Memoria Histórica necesita de dos impulsos
convergentes: la iniciativa popular a partir de la cual los
protagonistas recuperan su voz y su presencia social que en Navarra
puede estar representada por la Iniciativa "Autobús de la Memoria" (http://www.autobusdelamemoria.org/), las asociaciones de familiares de fusilados, asesinados y desaparecidos (http://affna36.org//) y otras, que tiene como expresión más visible el Parque de la Memoria de Sartaguda (http://parquedelamemoria.org/),
y por otra parte el trabajo de los historiadores comprometidos con esta
tarea a partir de planteamientos rigurosos y científicos, tal como han
ido desarrollándolo historiadores navarros como José María Jimeno Jurío,
Emilio Majuelo, Fernando Mikelarena y otros.
Fernando
Mikelarena es un historiador que además está haciendo una gran labor de
divulgación a través de artículos en la prensa y por medio de su blog http://elblogdefernandomikelarena.blogspot.com.es/ que desde aquí queremos recomendar. En su trabajo "La
intensidad de la limpieza política franquista en 1936 en la Ribera de Navarra" que podemos descargar en http://hispanianova.rediris.es/9/articulos/9a001.pdf, nos sitúa en el ambiente que se vivió en la Ribera y en concreto en Corella en los meses previos al golpe de estado militar:
"La sublevación fue organizada por la Comunión Tradicionalista, los conservadores de la CEDA y la Falange. Desde el inicio, los sublevados controlaron absolutamente toda Navarra. El hecho de que el comandante de la Guardia Civil fuera el primer asesinado, a manos de sus propios subordinados en la misma comandancia, dejó bien a las claras que los alzados no iban a frenarse ante nada (…) Sea como sea, no hay elementos que permitan afirmar que la represión en la Ribera ofrecería mayor crudeza por la mayor agresividad falangista y porque allí la Falange tendría mucha mayor fuerza. Por un lado, si bien en el libro de Altaffaylla, Navarra 1936. De la Esperanza al Terror, se habla del protagonismo represivo sustancial de la Falange en Ablitas o Buñuel, ese papel lo jugaron los carlistas en Cintruénigo o Lodosa. Además, creemos que en muchos pueblos de la Ribera había una total convergencia entre ambas fuerzas.
Así, por ejemplo, tenemos noticias de que en Corella (pueblo al que la se ha solido identificar con la Falange, quizás por el ascendiente allí de Arrese a partir de los años cuarenta y porque falangistas corellanos controlaron Tudela, si bien era la única localidad navarra, aparte de la capital, Pamplona, que contaba en 1936 con tres Requetés, el 7 de junio de 1936 diferentes agrupaciones de izquierda denunciaban al gobierno civil que “En esta ciudad identificadas las autoridades y elementos fascistas (en esta ciudad todos los partidos de derecha están unificados en uno solo, el fascista) hacen imposible la vida a todos los ciudadanos izquierdistas tanto Republicanos como Socialistas y Comunistas, dándose diariamente el vergonzoso espectáculo de cantos y saludos fascistas, insultos a la República y sus hombres, reparto de hojas clandestinas, como ocurrió en el Cinematógrafo o bien las pegan en las paredes de las casas sin que nadie se preocupe de sancionar tanto desafuero como diariamente se comete en esta desgraciada ciudad, por los elementos reaccionarios, que hoy en día son dueños absolutos de la situación”.
Las agrupaciones que habían suscrito la denuncia eran Fraternidad Obrera, Sección de la Tierra y la Sociedad de Oficios Varios de la UGT, Radio Comunista, Agrupación Socialista, Izquierda Republicana, Juventudes Socialistas y Juventud de Izquierda Republicana. Al día siguiente, tres concejales corellanos de izquierda denunciaban al gobernador que en una manifestación fascista celebrada el día anterior se había gritado “Viva el Fascio”, “Muera la República” y “Muera Azaña”, habiendo sido dos de ellos insultados por lo que renunciaban a su cargo entretanto no recibieran amparo".
A estos datos podemos añadir que tal como escribió el jefe paramilitar carlista Antonio Lizarza en el libro "Memorias
de la Conspiración 1931-1936" publicado en 1954, él mismo había
entregado en Corella 200 pistolas el 9 de febrero de 1936 al Requeté de Corella, y que estos paramilitares realizaban su instrucción militar por turnos y durante la
noche, en los locales de la Juventud Católica.
Fernando
Mikelarena hace también un análisis de los datos de la represión pueblo
por pueblo y concluye que en la Ribera en general y en Corella en
particular se realizó una verdadera masacre de intencionalidad
política, habiendo sido asesinados en Corella casi la mitad (el 47%) de
los votantes masculinos al Frente Popular, masacre por la que nadie ha sido juzgado y por la que nadie ha pedido perdón ni ha mostrado el mínimo gesto de arrepentimiento.
Corella, 2 de junio de 1935. El Requeté de Pamplona en la Plaza de Toros durante el mitín celebrado allí, con su capitán Jaime del Burgo |
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