martes, 19 de abril de 2016

CONFESIONES DE UN CORELLANO




Este es el testimonio de un corellano anónimo que en el año 1979 se propuso narrar y denunciar los sucesos más relevantes de la represión que se abatió sobre Corella  a raíz del golpe militar de 1936. Ha circulado de mano en mano y en lineas generales los hechos relatados y los nombres que aquí se citan no son desconocidos para la mayoría de la gente de Corella, pero hasta el momento no ha sido expuesto a la luz pública, que nosotros sepamos. Se trata de un testimonio parcial pero muy importante para la memoria histórica de nuestro pueblo, y si en algún momento se hubiera creado una Comisión de la Verdad o los tribunales judiciales hubieran perseguido los crímenes aquí denunciados, habría resultado ser un instrumento testifical de gran valor. En todo caso no se trata de la Verdad, en términos absolutos, sino la contribución de una persona concreta, con sus posibles deficiencias, al conocimiento de una Verdad que por muchos medios siempre se ha intentado ocultar o tergiversar.



Para facilitar la lectura hemos transcrito el texto corrigiendo algún pequeño error ortográfico o sintáctico, pero en todo caso las imágenes del documento muestran el escrito original tal como ha llegado a nosotros.








HISTORIA Y HECHOS REALES OCURRIDOS EN LA CIUDAD DE CORELLA ENTRE LOS AÑOS 1931-1979



Corella es una ciudad situada entre Rioja y Navarra. Dicha ciudad llamada católica por sus innumerables iglesias y conventos de religiosos.
En el año 1931 acaeció la venida de la República o sea el cambio de un régimen Monárquico a uno Republicano. Entre los años 1931 a 1936 con el cambio en la política ocurrieron hechos verídicos como los relatados en estos escritos.
A la instalación de la República empezaron los enfrentamientos entre los republicanos y socialistas que no aceptaban dicho régimen, esto tuvo un desenlace fatal con la llegada de la guerra civil.
En primer lugar para relatar los hechos pido perdón porque en los detalles haga uso de poner los sobrenombres (o apodos) pues [en] este pueblo es una tradición y casi todos los vecinos se conocen por el seudónimo o apodo.
Entre los años 1931-1936 ocurrieron hechos bastante desagradables, yo voy a relatar los más significativos y conocidos. Durante este lapso de tiempo, un caso conocido fue la quema de una máquina trilladora con toda la mies, en la que tenían intererses todas las clases sociales del pueblo. Después surgieron daños en el campo con rotura de plantas y otros denigrantes (y condenables) hechos. Posteriormente ocurrió la huelga de los socialistas que pedían que la jornada de trabajo en la campaña de la vendimia fuera de la 9 de la mañana a las 6 de la tarde. En contra de los terrratenientes y sus servidores se consiguió y hasta hoy sigue rigiendo este horario y en el curso de todo este tiempo les han dado la razón a estros trabajadores, porque se ha demostrado que la vendimia se ha recogido igual que cuando a los trabajadores les llevaban desde las 6 de la mañana a las 6 de la tarde.
Con estos odios y otros similares iban formando unos odios que acabarían en crímenes.
Uno de los sucesos también significativos fue el ocurrido sobre el año 33 en el transcurso de un gobierno mandado por Gil Robles.
Había un concejal llamado Higinio García (‘El gorrete’), entre éste y Victoriano López tuvieron una discusión y a raíz de ésto al día siguiente el tal Higinio se presentó con una pistola en una finca propiedad del tal Victoriano López, amenazándole de muerte con dicha pistola. Se encontraba también un hermano de éste llamado Víctor de 15 años, por lo que entre los dos lograron hacerle huir con la pistola.
Terminaba la jornada de trabajo y al llegar a la ciudad el tal Victoriano se encontró en la calle a Higinio y arrancándose hacia él se enzarzaron, por lo que las autoridades procedieron a encarcelar a Victoriano pues Higinio era concejal. A raíz de este incidente los afiliados de U.G.T. se presentaron en casa de Melitón Catalán, entonces alcalde de Corella, pidiéndole que lo sacaran o que los metieran a los dos enzarzados. Armándose un motín en el que fue requerida la presencia de la Guardia Civil, en el motín les desarmaron y sacaron al encarcelado, esto sucedía sobre las 10 de la noche.
A las 3 de la mañana la misma policía fue por las casas de los que se encontraron en los sucesos, llevando detenidos a 16 hombres, trasladándoles a Pamplona y más tarde juzgándoles y sentenciándoles a sendas penas que oscilaban entre 3 y 6 meses y un día. A través de dichas condenas y durante el tiempo que cumplieron dichas penas, los compañeros de la U.G.T. y socialistas trataron de ayudar a las familias de los condenados monetariamente y haciéndoles los trabajos que tenían que hacer en sus campos. Voluntariamente se prestaban y acordaban los horarios en el centro U.G.T. y en las tabernas de Enrique Jiménez (‘el mechas’) y en la taberna de Antonio Escribano (‘El Tolo’). Estos hechos y otros muy similares eran muy recriminados por los patronos de derechas. También ocurrió un hecho significativo en el periodo de la república que se puede redactar como anecdótico y que por su contenido se puede preguntar: ¿Quién quemaba los conventos, promovía los motines y rompía los campos?
Pues voy a relatar un hecho verídico. Una señora llamada Julia López Montenegro da a luz una niña, manda a una sirvienta que tenía, llamada Julia López Lázaro, que fuera a la Iglesia de la Merced y que pusiera a la Virgen más velas. Entonces esta tal Julia fue a la Iglesia y puso dos velas, comoquiera que en esta época y debido al calor del tiempo estas velas se gastan y prenden fuego al altar produciéndose un incendio en dicha iglesia. Esto ocasionó en el pueblo una manifestación que gritaba ¡Los rojos! Entonces se presentó la tal Julia López y gritando en la manifestación dijo: “¡No culpéis a nadie que he sido yo!” Entonces y ante el estupor que había sido objeto dicha manifestación, se disolvió con las caras de sufrimiento porque no habían sido los rojos.
A raíz de estos hechos, el entonces alcalde de la ciudad, Melitón Catalán, llamó a todos los empleados del ayuntamiento, guardas urbanos, guardas del campo y serenos, y les ordenó que tenían que hacer servicio de vigilancia nocturno en los conventos y monumentos religiosos, por ver si descubrían a quien quemaba los conventos. Por suerte no ocurrió ningún acto provocativo, pues por lo visto si este hubiera ocurrido hubiera sido la exterminación de este pueblo llamado Corella, ya que sin ocurrir ningún acto provocativo fueron de 500[0] habitantes, 86 fusilados.
Por estos relatos y otros similares, progresivamente estaban fraguándose odios a muerte por lo que al estallar la guerra civil, se desencadenaron unos crímenes espeluznantes, como algunos relatados con todo detalle y con los nombres de los ejecutores de los hechos.
Llegado el día 18 de julio de 1936 a las 8 de la mañana. Ocupado el pueblo por fuerzas de la guardia civil, falangistas y carlistas. Ocupan el ayuntamiento, centro U.G.T. y tabernas como la del Mechas y la del Tolo. Empiezan a detener a todos los afiliados de la U.G.T. y familiares que tuvieran relación con todos los que hubieran tenido con repúblicanos algún contacto.
El mismo día 18 a las 10 de la noche, cometen los primeros crímenes, dos jóvenes, uno de 22 años y otro de 24. El primero, apodado ‘el indiqui’, que después de recogerlo la camilla de la Cruz Roja lo mataron en la misma camilla. El segundo de 24 años, secretario de las juventudes socialistas. Ésta después de correr las calles, acometiéndole a tiros y herido de muerte lo recojen en la camilla de la Cruz Roja, pero antes de llegar al hospital, llegó una cuadrilla de fascistas y carlistas y les obligaron a dejarlo en el suelo, donde acometieron en contra de la camilla que tal fue la cantidad que dispararon que hicieron desaparecer la tela de dicha camilla. Una vez terminaron de disparar lo llevaron al hospital y cuando ya lo dejaron, un practicante hizo la observación de ponerle una inyección por lo cual al oir esto una monja, llamada Sor Carmen, contestó que no le inyectaran porque a lo mejor volvía a la vida.
En este horrible crimen intervinieron incluso algunos que se precisaban de ser amigos de la víctima. Este muchacho que solo había cometido el delito de ser secretario de las Juventudes Socialistas.
Ya a raíz de estos crímenes se sucedieron otros muchos que seguiré relatando. Para empezar las matanzas se formó una junta de guerra con algunos como Ramón Latasa, un tal Vitriain, Antonio Luis (‘el chispito’), Santiago (‘el Cabecilla’), José Guinea, Marcos Escribano (‘el Tolo’), Abadía (Médico) y otros más que quedan por enumerar. Esta junta era la que facilitaba la lista con los nombres de los que habían de ser fusilados, la lista era entregada a las Bandas de Fascistas y Carlistas para su ejecución.
En estas bandas los más significados fueron tales como Juan García (‘el Chato’), Santiago (‘el Cabecilla’), Julián Arijita (‘el alambrau’), José González (‘el Nevera’), los hermanos (‘los 28’), Sandalio Pérez (‘el Mabo’) y ‘los combis’ José y Miguel Librada y el más famoso por sus crímenes fue Ignacio Sanz (‘el Canco’) y también Isidro Barcelona, éste famoso por su gran poder físico. En primer lugar empezaron a fusilar a estos hombres que se encontraban en la cárcel y en un famoso Cuarto del Marqués, donde además de estar prisioneros, tenían que comer, hacer sus necesidades donde no había ni agua ni váter. En este famos cuarto ocurrió un caso un poco anecdótico porque siempre hay personas que tienen conciencia. Habiendo unos 40 o 60 presos, una noche se presentaron las bandas de criminales y querían sacar a todos para matarlos. En ese momento estaba de guardia un tal Jesús Catalán (‘el Tubillos’) y con su arma de fuego dijo: “El que se  acerque a sacar a nadie le dispararé. Estos hombres que están aquí (dijo) son hombres trabajadores y mientras yo esté aquí no se sacarán para matarlos”. Entonces las bandas de desalmados criminales, esperaron que este señor le hicieran el relevo, y sacarlos y asesinarlos. Seguidamente, también en un sótano que existe en la carcel local había un tal señor Ricardo Campos. Entonces era juez de paz, a éste lo quemaron vivo, y lo sacaron carbonizado (diciendo que se había quemado él). El autor de este crimen, según datos, fue ‘el Canco’, éste famoso  por sus innumerables crímenes no solo en Corella sino en toda Navarra.
Continuando con la barbarie empezaron a matar tanto a los que se encontraban en Corella como en la cárcel de Tudela, sacaban una vez a 8, otra a 10 y de una vez sacaron de Corella a 27 que junto a 3 del pueblo de Fitero los fusilaron en el pueblo llamado Milagro. Les voy a relatar este crimen sin precedentes. Entre estos 27 hombres había dos chicos de 17 años, y un niño de 13. Los de 17 años eran conocidos por los apodos ‘el Pifarri’, ‘el Farranque’ y el de 13 años ‘el Garijo’. Cuando los sacaron para matarlos, un tal ‘Rapeta’ se agarró a la escalera negándose a salir, cuando lo vió ‘el Canco’ le pegó un golpe en las manos con el fusil y le partió las dos muñecas y haciendole subir al camión con los demás, una vez en el autobús los condujeron por la carretera de Rincón y en este pueblo hicieron una parada en la plaza, para decirles en dicho pueblo lo que iban a hacer. Entonces el tal Isidro Barcelona, cogiendo por los pelos al niño de 13 años lo mostró al pueblo y les dijo: “Mirad lo que llevamos aquí, una alhaja”. Continuaron el camino haciendoles los más horrendos martirios y llegaron al pueblo de Milagro, bajados allí empezaron a matarlos. Cuando le llegó la hora al niño de 13 años, éste se puso a llorar, diciendo: “¡Pero también me van a matar a mí!”. Entonces lo cogió un tal Santiago ‘el Cabecilla’ y le dijo: “Ponte ahí, majo, que esto no es nada” y allí lo mataron junto a todos. No conformes con esto se pusieron encima de los cadáveres a comer jamón; y por si esto sería poco, después de estar esparcidos ataron al ‘Pelorrico’ al Olivo y le pusieron un letrero que decía: “Este es el pastor de este rebaño”.
De regreso al pueblo fueron a las casas de los muertos y a las viudas e hijos les exigieron que les dieran los jamones y las gallinas que tuvieran para celebrar mejor la fiesta. De entre las cosas más sobresalientes fue la de el tal ‘Canco’, que fue a casa de uno de los que había matado que se llamaba Pablo ‘el Maqueto’, que la mujer de éste había criado a un hermano del ‘Canco’ y le exigió que le diera las gallinas.
Siguieron las matanzas y en uno de los fusilamientos, creo que fue de 8, se encontraba un tal Julio ‘el Chano’; éste, cuando ya lo dejaron por muerto y se marcharon los criminales, se incorporó y vió a otro sentado, y éste le dijo “¿Estás tú también vivo?”, a lo que éste contestó “Sí, pero yo me muero”. Éste se apodaba ‘el Calahorrilla’. Entonces el tal ‘Chano’  se marchó muy herido y se refugió en casa de su madre, ésta le curó sólo con agua hervida para evitar sospechas y con el tiempo se salvó de los horrendos crímenes.
Hubo otro crímen muy conocido, fue el llamado Crimen de las Libradas.
Estos tenían un pastor de 18 años llamado Blas. [A] este chico le mandaron con el morral al campo para que sacara el ganado, el corral dista del pueblo más de 8 kilómetros, pero en la mitad del camino fueron detrás y lo mataron. Fueron después a recogerlo y por los efectos del calor estaba bastante mal por lo que optaron por quemarlo echándole miés y como no lograron conseguirlo, pues no podía arder, lo tuveron que recoger los de la Cruz Roja.
También hicieron crímenes por simples venganzas. El de un guarda rural que le decían ‘el Paquito’ que lo mató un pastor ganadero, que le dicen Anguiniano, pues el motivo fue que dicho guarda había denunciado a su hijo por tener las ovejas dentro de una propiedad.
Como estos y otros crímenes cometidos por Julián Arigita ‘el Alambrado’, ‘los Pecherones’, ‘el Garrín’ y otros muchos más pero no se puede enumerar por falta de datos.
Aparte de estos datos, y durante estos crímenes, estaba la exaltación de algunas personas que se precian de Católicos, pero que cogían a chicas y mujeres, les cortaban el pelo, las paseaban por el pueblo y las daban aceite de ricino. Entre estas católicas se encontraban una tal ‘Venu’, una ‘Segura Tastarra’ y una mujer de Alfaro casada con un tal ‘Planillo’, ‘la Parrucha’. También hubo un famoso fraile llamado hermano Pantaleón, que decía que había que matar a las embarazadas para que no salieran más raza socialista, y con la pistola al cinto decía “matarlos y dejarles la cabeza fuera de la tierra”. También había un cura llamado Bernardo Catalán ‘el Petreque’ que iba a confesar a los hombres que iban a matar, y les decía: “Estad tranquilos que esta noche estaréis a cenar con Dios”.
Estos hechos como otros innumerables, pero ya pasaremos a relatar otros hechos reales, despues de terminada toda esta historia que mejor hubiera sido no haberla conocido.
Ya terminados estos sucesos salieron de la cárcel unos 50 para el frente, entonces al montar a los camiones, una mujer que le decían ‘la tía Anisa’ y al ver que todos los que iban al frente eran sacados de la carcel, empezó a gritar diciendo:”¡Ojalá mueran todos en el frente!” Entonces como si Dios estuviera escuchándole, le dió el castigo y los dos hijos que tenía en el frente, le comunicaron que habían muerto.
También ocurrió un caso muy conocido de un individuo que era apodado por ‘el Abuelo’. Éste después de matar a un chico de 17 años, apodado ‘el Pifarri’, entró en la taberna del Barriga y se encontró con el padre del chico, y dirigiendose a su padre le dijo: “Yo he matado a tu hijo”, y este padre apenado y aterrado se marchó a su casa llorando, impotente por su edad y asustado por el terror fascista.
Ya pasados todos estos crímenes, continuó la guerra y en el curso de toda la contienda ocurrían cosas horribles, como por ejemplo que si algún combatiente moría, al traerlo al pueblo, salían las bandas fascistas y carlistas por el pueblo y empezaban a pegarles en las calles y en todos los sitios que encontraban a todos los hombres, y personas sin respetar edades ni condición, simplemente que fueran Republicanos, o que tuvieran alguna relación. Sembrando así el terror y no viendose en las calles más que mujeres viudas, niños sin padre y con la cara llena de lágrimas y marginación, incluso hubo casos que quitaron a las mujeres viudas tierras y casas, poniéndoselo ellos a su nombre, pues no había ninguna ley más que la ley del terror.
Ya terminada la guerra civil empieza la dictadura más feroz conocida en la historia de este pueblo llamado católico.
Una vez terminado y volviendo todos los hombres del frente llegaron los políticos (oportunistas) como Julio Asiaín, Javier Galarreta, Luis Aransay, Luis Simón y oportunistas porque casi todos estos no estuvieron ni en el frente, casos como el de Julio Asiaín, que no fue por su edad y porque no era ni falangista ni carlista, sino un oportunista. Javier Galarreta, que éste supo buscar una oportunidad para no estar en peligro, y después colocarse en puestos de privilegio de dictadores, pues si no era así tenían poco porvenir, puesto que no tenían ni bachiller pero por el terror llegó hasta secretario Provincial de Sindicatos. “Ya no se puede ver más, señores, esto es verídico y si no, pueden investigar todo lo que esté a su alcance”.
Con relación a Luis Aransay, que era jefe local del movimiento y que no se le reconoce más que el mérito de estar a diario en la iglesia, junto con esta cuadrilla llegó Julio Asiaín, el más oportunista, que con unos principios sin bachiller llegó a alcalde de Corella y más tarde a Diputado Provincial, siendo alcalde, dueño y señor, dictador del pueblo, dándose el caso que en un referendum que se celebró en el franquismo, que era votar si o no, hubo 6 votos que no y esto era la Marginación y el temor pues fíjense cómo eran las elecciones que supo hasta las personas que habían votado que no. Yo pregunto ¿Es con libertad con lo que hubieran votado sí, las viudas e hijos del franquismo? Pueden hacer su composición de lugar.
Continuando la opresión llegó a diputado y entonces aunque no era alcalde, seguía dominando toda la vecindad porque tenía mucho poder y la alcaldía era nombrada a su antojo, no sólo a los alcaldes sino a los concejales, que haciendo una comedia para renovar los concejales ponían tres nombres, pero los tres iban a defender los mismos intereses (que eran los suyos) pues junto con su hermano Antonio Asiaín, que éste era el lugarteniente de la guardia de Franco y confidente del gobernador provincial, se dedicaba a cambiar de alcalde, cuando éste no fuera legal al fascismo. Este tal Antonio Asiaín, en estos altos cargos fascistas y sin ningún principio llegó a una posición económica capitalista, aunque no tanto como su hermano Julio Asiaín.
Les voy a relatar también un hecho ocurrido durante la dictadura en este pueblo con estos magnates de la opresión: Se celebraba una reunión que no era política sino social, y un señor llamado José Sesma, después de cenar y tomar algunas copas, tuvo la idea de hacer algún gesto aludiendo al régimen dictador. Nada más enterarse los señores dictadores le cursaron el parte al Gobernador y éste mandó el encarcelamiento, siendo procesado militarmente, por lo que después de estar en la cárcel local en condiciones infrahumanas, un mes sin baño ni agua, se decretó la incomunicación y estando a punto de lo más catastrófico para una persona con 4 hijos, tuvieron que intervenir algunas personas (personas que siempre salen buenas) y se evitó lo que podía haber sido un desenlace final.
Este es un relato de lo que ha sido el régimen franquista durante el tiempo que duró su historia y que todavía en el año 1979  están los mismos opresores en el sillón de mando en el ayuntamiento y en la Diputación y todos los cargos, pues todavía también sigue de alcalde Félix Armendariz, que es un hombre de unas formaciones buenas, pero manipulado por la Diputación franquista.
No quisiera que esta triste historia sea interpretada de revanchista, sino que sirva de historia real ocurrida en Corella para su conocimiento.





jueves, 7 de abril de 2016

REPUBLICANOS: POESÍA Y MEMORIA




Sencillo pero emotivo poema escrito por el corellano Proyecto Sanz Muñoz. Sirva de homenaje al autor y a todos los fusilados y represaliados de Corella.



MURO DE LA MEMORIA

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DIONISIO ALDUAN MATEO, de 26 años, casado con Pilar Reimon, tenían un hijo, era jornalero, lo asesinaron en Milagro, el 15 de agosto del 36.

ISIDRO ALFARO GARCÍA, de 44 años, lo asesinaron en Milagro, el 15 de agosto del 36.

JOSÉ ALFARO GARCÍA, de 33 años, lo asesinaron en Milagro, el 15 de agosto del 36.

VICTORIANO ALFARO MONREAL, de 40 años, casado con Micaela Jiménez, lo asesinaron en Pamplona el 15 de septiembre del 36.

FÉLIX ANDIANO NAVARRO, de 50 años, tenía 6 hijos, lo asesinaron en Corella el 6 de agosto del 36.

VALENTÍN ARELLANO CRESPO, de 49 años, casado con María Igea, tenían un hijo, era jornalero, lo aseninaron en Ballarain el 6 de agosto del 36.

JUAN ARELLANO FERNÁNDEZ, de 33 años, casado con Mª Luz Díaz, tenían 3 hijos, era guarda, lo asesinaron en Arguedas el 26 de Julio del 36.

PEDRO ATIENZA SANZ, lo asesinaron en 1936.

GREGORIO BERMEJO ALONSO, de 32 años, jornalero, lo asesinaron en Milagro, el 15 de agosto del 36.

DIEGO BLÁQUEZ IGEA, de 32 años, casado con Socorro Vicente, tenían 4 hijos, era labrador, lo asesinaron en Alfaro el 3 de Agosto del 36.

VENANCIO BOZAL RUIZ, de 33 años, lo asesinaron el 1 de agosto del 36.

RICARDO CAMPOS ARDANAZ, de 56 años, era concejal y juez de paz, lo asesinaron en Corella, el 25 de Julio del 36. 

MARTÍN CATALÁN DELGADO, era jornalero, lo asesinaron el 1 de agosto del 36.

JOSÉ CRESPO JIMÉNEZ, lo asesinaron en 1936.

PEDRO CRUZ CATALÁN, lo asesinaron el 25 de agosto del 36.

LORENZO DELGADO CALVO, de 41 años, casado con Julia Alfaro, era labrador, lo asesinaron en Tudela, el 18 de noviembre de 1938.

LEONARDO ESCUDERO RICO, de 26 años, lo asesinaron en 1936.

PEDRO FERNÁNDEZ ARELLANO, de 32 años, casado con Ángeles Mora, tenían 2 hijos, era labrador, lo asesinaron en Milagro, el 15 de agosto del 36.

PÍO FRAGUAS ARELLANO, de 37 años, casado con Mercedes Vallés, tenían 4 hijos, era labrador, lo asesinaron en el Carrascal, el 2 de agosto del 36.

SABINO FRAGUAS JIMÉNEZ, de 31 años, lo asesinaron en Corella, el 18 de octubre del 36.

FÉLIX FRANCÉS ALFARO, de 35 años, casado con Carmen Navarro, lo asesinaron en Corella, el 18 de octubre del 36.

LEONARDO FRANCÉS ANTONIO, de 26 años, jornalero, lo asesinaron en 1936.

NICANOR FRANCÉS SALDAÑA, de 37 años, lo asesinaron en 1936.

JESÚS GARCÍA NAVARRO, de 38 años, casado con Petra Rodríguez, lo asesinaron en Milagro, el 15 de agosto del 36.

JESÚS GARIJO ESCRIBANO, de 30 años, tenía 4 hijos, lo asesinaron en las Bardenas, el 12 de noviembre del 36.

JUSTO GARIJO ESCRIBANO, de 15 años, lo asesinaron en Milagro, el 15 de agosto del 36.

FAUSTINO GARIJO MATEO, de 58 años, tenía 5 hijos, dos de ellos asesinados, murió en la Cárcel de San Sebastián el 28 de abril de 1939.

JUAN GIL GARCÍA, de 24 años, jornalero, lo asesinaron en 1936.

PABLO GIl GARCÍA, de 31 años, murió en el frente de Guadalupe (Gipuzkoa), el 6 de septiembre de 1936, siendo integrante del Batallón Rosa Luxemburg (asesinado tras ser hecho preso)

GREGORIO GÓMEZ GIL, de 42 años, empleado municipal, lo asesinaron en Berriosuso, el 11 de agosto del 36.

FRANCISCO IGEA CALAHORRILLA, de 28 años, lo asesinaron el Alfaro, el 3 de agosto del 36.

JULIO IGEA LIÑÁN, de 36 años, casado con Micaela Monreal, tenían 4 hijos, lo asesinaron en Milagro, el 15 de agosto del 36.

SABINO IRAGUA JIMÉNEZ, de 32 años, casado con Victoria Díaz, lo asesinaron en Milagro, el 15 de agosto del 36.

PEDRO JIMÉNEZ BUÑUEL, de 21 años, lo asesinaron en el Carrascal, el 2 de agosto del 36.

JOAQUÍN JIMÉNEZ CASTILLO, lo asesinaron en Ballarain, el 6 de agosto del 36.

JOSÉ JIMÉNEZ GONZÁLEZ, de 25 años, lo asesinaron en 1936.

JOAQUÍN JIMÉNEZ GUILLORME, de 34 años, casado con Ramona Delgado, lo asesinaron en Pamplona, el 3 de enero del 37.

ENRIQUE JIMÉNEZ MONREAL, de 36 años, tabernero, lo asesinaron en Arguedas, el 26 de julio del 36.

FÉLIX JUAN JIMÉNEZ MONREAL, de 37 años, casado con Dionisia Jiménez, lo asesinaron en Ballarain el 8 de agosto del 36.

PABLO JIMÉNEZ PÉREZ, de 56 años, casado con Filomena Pérez, tenían 1 hijo, era labrador, lo asesinaron en Milagro, el 15 de agosto del 36.

JOAQUÍN JIMÉNEZ SOLDEVILLA, de 37 años, lo asesinaron el 1 de agosto del 36.

EDUARDO JIMÉNEZ VICENTE, de 25 años, era jornalero, lo asesinaron en Milagro, el 15 de agosto del 36. 

FERMÍN LÁZARO ARELLANO, de 22 años, era jornalero, lo asesinaron en Corella, el 19 de julio del 36.

FERMÍN LÁZARO MONREAL, de 21 años, era jornalero, lo asesinaron en Corella, el 19 de agosto del 36.

PEDRO LEÓN PÉREZ, de 55 años, casado con María Ruiz, tenían 5 hijos, era empleado, lo asesinaron en Milagro, el 15 de agosto del 36.

SANTOS LIROZ SAINZ, de 28 años, casado con Manuela León, tenían 1 hijo, lo asesinaron en Milagro, el 15 de agosto del 36.

FÉLIX LIROZ SESMA, de 48 años, casado con Tomasa Arizkun, tenían 5 hijos, era empleado, lo asesinaron en Milagro, el 15 de agosto del 36.

GREGORIO LÓPEZ AYALA, de 26 años, era labrador, lo asesinaron en Pamplona, el 10 de octubre del 36.

IGNACIO LÓPEZ LÁZARO, de 24 años, era chófer, lo asesinaron en Corella, el 19 de julio del 36.

VICTORIANO LÓPEZ LÁZARO, de 30 años, casado con Francisca Bermejo, lo asesinaron en el Carrascal el 2 de agosto del 36.

MANUEL MARCILLA MADURGA, de 41 años, casado con Emilia Jiménez, era jornalero y concejal, lo asesinaron en Arguedas el 26 de Julio del 36.

EMILIANO MARTÍNEZ CALZADA, de 33 años, casado, era peluquero, lo asesinaron en Arguedas, el 26 de Julio del 36.

BLAS MARTÍNEZ JIMÉNEZ, de 19 años, era pastor, lo asesinaron en Corella.

CESÁREO MARTÍNEZ LIÑAN, de 31 años, lo asesinaron en el Carrascal, el 2 de agosto del 36.

NICOLÁS MARTÍNEZ MATEO, de 48 años, casado con Ascensión Armendáriz, tenían 3 hijos, lo asesinaron en Ballarain, el 7 de agosto del 36. 

ÁNGEL MARTÍNEZ ORTEGA, de 20 años, era jornalero, lo asesinaron en Milagro, el 15 de agosto del 36.

ÁNGEL MATEO PERALTA, de 39 años, casado con Benita Méndez, fue asesinado en Fitero, el 8 de agosto del 36.

ANSELMO MONREAL GARCÍA, de 38 años, casado con Luisa García, tenían 5 hijos, lo asesinaron en Milagro, el 15 de agosto del 36.

RUPERTO MORALES LIROZ, de 33 años, casado con Florentina Bea, lo asesinaron en Milagro, el 15 de agosto del 36.

ANTONIO MORENO LÓPEZ, de 36 años, casado con Josefina Mateo, era alcalde de Corella, lo asesinaron en Arguedas, el 26 de julio del 36.

MANUEL MUÑOZ ESCRIBANO, de 42 años, murió el 1 de mayo de 1942 en el Penal de Burgos, a consecuencia de las condiciones de prisión.

VÍCTOR MUÑOZ JIMÉNEZ, de 39 años, casado con Joaquina Mellado, tenían 2 hijos, lo asesinaron en Milagro, el 15 de agosto del 36.

FRANCISCO MUÑOZ MATEO, de 30 años, casdo con Dolores Martínez, tenían 2 hijos, lo asesinaron el 4 de noviembre del 36.

FRANCISCO MUÑOZ SANZ, de 45 años, lo asesinaron en Milagro, el 15 de agosto del 36.

VÍCTOR NAVARRO GONZÁLEZ, de 36 años, casado con Carmen Arellano, tenían 4 hijos, lo asesinaron en Milagro, el 15 de agosto del 36.

EUSEBIO NAVARRO, de 44 años, era cartero, lo asesinaron en el Carrascal, el 22 de agosto del 36.

VICTORIANO PERALTA SESMA, de 17 años, lo asesinaron en Milagro, el 15 de agosto del 36.

DIONISIO RÍOS FRANCÉS, de 28 años, casado con Felisa Ochoa, tenían 1 hijo, era zapatero, lo asesinaron el 12 de agosto del 36.

ANTONIO ROMANO GIMÉNEZ, de 32 años, murió en el frente de Urquiola (Bizkaia), el 5 de abril de 1937, siendo integrante del 3. Batallón de la UGT.

ANDRÉS RUBIO VALLES, de 19 años, lo asesinaron en 1936.

PEDRO RUIZ CATALÁN, de 43 años, lo asesinaron en el camino de Alfaro, en diciembre del 36.

MARCOS RUIZ GUILLORME, de 37 años, casado con Teresa Naudo, lo asesinaron el el Carrascal, el 2 de agosto del 36.

IGNACIO SANZ GUILLORME, lo asesinaron en 1936.

BERNARDINO SANZ IZAL, de 50 años, casado con Ángela López, lo asesinaron en Ballarain, el 6 de agosto del 36.

NICOLÁS SANZ LÓPEZ, de 24 años, lo asesinaron en el Carrascal, el 2 de agosto del 36.

BENITO SANZ MUÑOZ, de 38 años, casado con Dionisia Ruiz, tenían 2 hijos, lo asesinaron en Arguedas, el 26 de Julio del 36.

FRANCISCO SANZ MUÑOZ, de 45 años, casado con Gregoria Marcilla, lo asesinaron en Milagro, el 15 de agosto del 36.

EMILIO SANZ SANZ, de 39 años, lo asesinaron en Arguedas, el 2 de agosto del 36.

RAFAEL SANZ SEGURA, de 34 años, casado con Villar Martínez, tenían 2 hijos, lo asesinaron en Milagro, el 15 de agosto del 36.

JUAN SANZ SESMA, de 55 años, casado con Eulalia Rozas, tenían 4 hijos, era jornalero, lo asesinaron en Alfaro, el 3 de agosto del 36.

SIMÓN SEGURA ARELLANO, de 46 años, casado con Mariana Sanz, tenían 3 hijos, lo asesinaron en el Carrascal, el 2 de agosto del 36.

PEDRO SEGURA LÓPEZ, de 47 años, casado con Ángeles Olloqui, lo asesinaron en Milagro, el 15 de agosto del 36.

JUAN SESMA GARCÍA, de 24 años, abatido en el frente de Madrid en las filas republicanas por una bala perdida, el 9 de febrero del 37.

JOSÉ SESMA GUILLORME, de 46 años, lo asesinaron en el Carrascal, el 2 de agosto del 36.

LEÓN SESMA SEGURA, de 48 años, casado con Dolores Sanz, tenían 2 hijos, lo asesinaron en Milagro, el 15 de agosto del 36.

ALONSO SOBEJANO NAVARRO, lo asesinaron el 1 de agosto del 36.

DANIEL VALLES IGEA, de 19 años, lo asesinaron en Milagro, el 15 de agosto del 36.

MIGUEL VALLES MARTÍNEZ, de 31 años, lo asesinaron en Ballarain, el 6 de agosto del 36.



MEMORIAL DEMOCRÁTICO



La resolución de un conflicto supone desde un punto de vista democrático dar los siguientes pasos: el reconocimiento de las víctimas, la reparación del daño causado y la reconciliación. Desde estas premisas podemos decir que la Guerra Civil no es un conflicto superado en Corella, puesto que las víctimas de la sublevación militar, apoyada por bandas paramilitares como el Requeté y la Falange, no han sido reconocidas de forma oficial ni se ha producido siquiera una reparación moral del daño causado. En Corella sigue vigente la separación entre vencedores y vencidos, simbolizada por la permanencia de un monumento público que recuerda a una parte de los muertos en la Guerra, mientras que la memoria de los fusilados se guarda en la intimidad de un panteón del cementerio.  Tenemos la esperanza de que un día los valores democráticos sean de verdad los valores que impulsen la vida social y política de los corellanos, y ese día tal vez un memorial democrático reunirá los nombres de todas las víctimas de la Guerra y expresará la renuncia de todos los corellanos a la violencia política para siempre.


Por nuestra parte queremos añadir a nuestro espacio de la memoria el nombre de los corellanos muertos en circustancias bélicas o asesinados en territorio bajo control republicano. Como en el caso de los corellanos fusilados se trata de un listado provisional, pues es necesario un estudio científico que investigue de forma objetiva aquellos hechos. Hay que recordar que algunos de los fallecidos cuando combatían oficialmente en el ejército sublevado eran personas de izquierdas que fueron obligados a alistarse bajo amenaza de muerte después de haber pasado por la cárcel. Hubo quien pudo evadirse al bando republicano como Pascual Lázaro Giménez, de 37 años y afiliado a la UGT, pero otros murieron en el frente y hoy su nombre aparece junto a oficiales que fueron combatidos por sus propios subordinados o a voluntarios de un ideal faccioso muy diferente al suyo.

Alfaro Mellado, Florentino. Fallecido (sin fecha)
Alonso Saenz, Santiago. Fallecido el 15-08-1936
Arellano Guillorme, José. Fallecido el 01-02-1938
Armendáriz Diaz, Cándido. Fallecido el 21-02-1938
Atienza Buñuel, Eusebio. Fallecido el 07-09-1936
Ausejo Castillo, Pedro. Fallecido el 11-01-1937
Ayala Arnedo, Eladio. Fallecido el 19-12-1936
Ayala Arnedo, José. Fallecido el 19-06-1937
Bermejo Alonso, Pablo. Fallecido el 10-01-1938
Bermejo García, Fermín. Fallecido el 19-12-1938
Buñuel Ochoa, José. Fallecido el 13-09-1937
Carrillo Mazo, Manuel. Fallecido el 02-01-1938
Carrillo Sesma, Javier. Fallecido el 04-02-1938
Catalán Catalán, José. Fallecido el 07-08-1936
Catalán Fernández, Ángel. Fallecido el 20-06-1937
Corpas de Vicente, Pedro. Fallecido el 19-09-1937
Cueva Alduán, Antonio. Fallecido el 15-04-1937
Delgado Eraso, Fermín. Fallecido el 19-08-1936
Escribano Jiménez, Juan. Fallecido el 15-05-1937
Escudero Arévalo, Jesús. Fallecido el 20-07-1936
Escudero Arévalo, Pedro. Fallecido el 27-07-1936
Escudero Vallés, Manuel. Fallecido el 01-05-1937
Francés Saldaña, Constancio. Fallecido el 20-01-1937
Garcés Salcedo, Bibiano. Fallecido el 12-08-1938
García Jiménez, Pascual. Fallecido el 10-02-1938
Gil Estañán, Antonio. Fallecido (sin fecha)
Gómez Pérez, Jesús. Fallecido el 21-06-1937
González Eraso, Emilio. Fallecido el 02-05-1939
Hernández García, José. Fallecido el 07-01-1938
Hernández García, Manuel. Fallecido el 21-01-1938
Hernández González, Salvador. Fallecido el 21-01-1938
Igea Delgado, Ángel. Fallecido el 23-07-1938
Isla Pérez, Ángel. Fallecido el 06-01-1938
Jiménez Arellano, Miguel. Fallecido el 17-12-1937
Jiménez Delgado, José. Fallecido el 05-09-1937
Jiménez García, Basilio. Fallecido el 12-12-1936
Jiménez Navarro, Antonio. Fallecido el 02-01-1937
Jiménez Navarro, Eladio. Fallecido el 04-08-1936
Jiménez Romano, Vicente. Fallecido el 10-03-1938
Lázaro Marcilla, Doroteo. Fallecido el 12-06-1938
León Martínez, Cecilio. Fallecido el 08-06-1937
López Ayala, Santiago. Fallecido el 13-05-1937
López Izal, Luis. Fallecido el 18-10-1936
Martínez Arnedo, Juan Eloy. Fallecido el 03-03-1938
Martínez Martínez, Gregorio. Fallecido el 04-07-1938
Martínez Ortega, Andrés. Fallecido el 01-05-1937
Martínez Santos, Francisco. Fallecido el 20-01-1937
Mateo Arellano, José. Fallecido el 06-01-1938
Mateo Liroz, Fermín. Fallecido el 14-09-1937
Mateo Murga, José. Fallecido el 19-07-1938
Montilla Escudero, Ángel. Fallecido el 02-09-1938
Morales Catalán, Antonio. Fallecido el 04-10-1936
Morales Catalán, Fernando. Fallecido (sin fecha)
Murga Marcilla, José. Fallecido el 05-06-1937
Pascual Arellano, Jesús. Fallecido el 09-05-1937
Peralta Catalán, Moisés. Fallecido el 19-12-1936
Pérez Bermejo, Julián. Fallecido el 06-10-1936
Pérez Martínez, José. Fallecido el 30-08-1936
Rodriguez Mesonero, Jesús. Fallecido el 25-09-1936
Rodríguez Ruiz, Jesús. Fallecido el 13-09-1936
Romano Muñoz, Alfonso. Fallecido el 23-04-1936
Sainz Bermejo, Ramón. Fallecido el 03-01-1938
Sanchez Blázquez, Julio. Fallecido el 20-07-1936
Sanchez Blázquez, Miguel. Fallecido el 11-08-1936
Santamaría Ormazabal, Ramón. Fallecido el 16-02-1937
Sanz Cuevas, Juan Cruz. Fallecido el 20-07-1937
Sanz Guillorme, Ignacio. Fallecido el 25-08-1937
Sanz Mateo, Julio. Fallecido el 10-06-1937
Segura Arellano, José Antonio. Fallecido el 08-01-1937
Segura Crespo, José. Fallecido el 02-01-1937
Segura Navarro, José. Fallecido el 24-09-1937
Sesma Caspe, Santiago. Fallecido el 04-09-1936
Sesma Catalán, Higinio. Fallecido el 25-05-1938
Sesma Díaz, Gregorio. Fallecido el 21-09-1936
Sesma Jiménez, Miguel. Fallecido el 09-05-1937
Vallés Sanz, Ángel. Fallecido el 22-05-1937
Virto Mateo, Miguel. Fallecido el 02-07-1937



Asesinados
Arteta Goñi, Fermín. Exalcalde de Corella, asesinado en Madrid el 28 de septiembre de 1936.
Catalán Lasalas, Cándido. Estudiante de Teología, asesinado en Fernán Caballero (Ciudad Real) el 28 de Julio de  1936.
Mateo Mateo, Manuel. Exmiembro del Comité Central del PCE y cofundador del sindicato de la Falange (C.O.N.S.),  asesinado en Madrid el 25 de Agosto de 1936.
Serrano Pastor, José María. Religioso claretiano, asesinado en Cervera (Lleida) el 18 de Octubre de 1936.





RECUPERAR LA MEMORIA HISTÓRICA


La recuperación de la Memoria Histórica necesita de dos impulsos convergentes: la iniciativa popular a partir de la cual los protagonistas recuperan su voz y su presencia social que en Navarra puede estar representada por la Iniciativa "Autobús de la Memoria" (http://www.autobusdelamemoria.org/), las asociaciones de familiares de fusilados, asesinados y desaparecidos (http://affna36.org//) y otras, que tiene como expresión más visible el Parque de la Memoria de Sartaguda (http://parquedelamemoria.org/), y por otra parte el trabajo de los historiadores comprometidos con esta tarea a partir de planteamientos rigurosos y científicos, tal como han ido desarrollándolo historiadores navarros como José María Jimeno Jurío, Emilio Majuelo, Fernando Mikelarena y otros.

Fernando Mikelarena es un historiador que además está haciendo una gran labor de divulgación a través de artículos en la prensa y por medio de su blog http://elblogdefernandomikelarena.blogspot.com.es/ que desde aquí  queremos recomendar. En su trabajo "La intensidad de la limpieza política franquista en 1936 en la Ribera de Navarra" que podemos descargar en http://hispanianova.rediris.es/9/articulos/9a001.pdf, nos sitúa en el ambiente que se vivió en la Ribera y en concreto en Corella en los meses previos al golpe de estado militar:

      "La sublevación fue organizada por la Comunión Tradicionalista, los conservadores de la CEDA y la Falange. Desde el inicio, los sublevados controlaron absolutamente toda Navarra. El hecho de que el comandante de la Guardia Civil fuera el primer asesinado, a manos de sus propios subordinados en la misma comandancia, dejó bien a las claras que los alzados no iban a frenarse ante nada (…) Sea como sea, no hay elementos que permitan afirmar que la represión en la Ribera ofrecería mayor crudeza por la mayor agresividad falangista y porque allí la Falange tendría mucha mayor fuerza. Por un lado, si bien en el libro de Altaffaylla, Navarra 1936. De la Esperanza al Terror, se habla del protagonismo represivo sustancial de la Falange en Ablitas o Buñuel, ese papel lo jugaron los carlistas en Cintruénigo o Lodosa. Además, creemos que en muchos pueblos de la Ribera había una total convergencia entre ambas fuerzas.

        Así, por ejemplo, tenemos noticias de que en Corella (pueblo al que la se ha solido identificar con la Falange, quizás por el ascendiente allí de Arrese a partir de los años cuarenta y porque falangistas corellanos controlaron Tudela, si bien era la única localidad navarra, aparte de la capital, Pamplona, que contaba en 1936 con tres Requetés, el 7 de junio de 1936 diferentes agrupaciones de izquierda denunciaban al gobierno civil que “En esta ciudad identificadas las autoridades y elementos fascistas (en esta ciudad todos los partidos de derecha están unificados en uno solo, el fascista) hacen imposible la vida a todos los ciudadanos izquierdistas tanto Republicanos como Socialistas y Comunistas, dándose diariamente el vergonzoso espectáculo de cantos y saludos fascistas, insultos a la República y sus hombres, reparto de hojas clandestinas, como ocurrió en el Cinematógrafo o bien las pegan en las paredes de las casas sin que nadie se preocupe de sancionar tanto desafuero como diariamente se comete en esta desgraciada ciudad, por los elementos reaccionarios, que hoy en día son dueños absolutos de la situación”.

      Las agrupaciones que habían suscrito la denuncia eran Fraternidad Obrera, Sección de la Tierra y la Sociedad de Oficios Varios de la UGT, Radio Comunista, Agrupación Socialista, Izquierda Republicana, Juventudes Socialistas y Juventud de Izquierda Republicana. Al día siguiente, tres concejales corellanos de izquierda denunciaban al gobernador que en una manifestación fascista celebrada el día anterior se había gritado “Viva el Fascio”, “Muera la República” y “Muera Azaña”, habiendo sido dos de ellos insultados por lo que renunciaban a su cargo entretanto no recibieran amparo".

A estos datos podemos añadir que tal como escribió el jefe paramilitar carlista Antonio Lizarza  en el libro "Memorias de la Conspiración 1931-1936" publicado en 1954, él mismo había entregado en Corella 200 pistolas el 9 de febrero de 1936 al Requeté de Corella,  y que estos paramilitares realizaban su instrucción militar por turnos y durante la noche, en los locales de la Juventud Católica.

Fernando Mikelarena hace también un análisis de los datos de la represión pueblo por pueblo y concluye que en la Ribera en general y en Corella en particular se realizó una verdadera masacre de intencionalidad política, habiendo sido asesinados en Corella casi la mitad (el 47%) de los votantes masculinos al Frente Popular, masacre por la que nadie ha sido juzgado y por la que nadie ha pedido perdón ni ha mostrado el mínimo gesto de arrepentimiento


Corella, 2 de junio de 1935. El Requeté de Pamplona en la Plaza de Toros durante el mitín celebrado allí, con su capitán Jaime del Burgo

jueves, 17 de marzo de 2016

EL LARGO CAMINO DE LA MEMORIA

A finales de los años 70 hubo un gran movimiento en Navarra por la recuperación de la memoria histórica protagonizado fundamentalmente por los familiares de los fusilados y asesinados en nuestros pueblos. En Corella también se realizó un esfuerzo importante, que supuso la recuperación de los restos de los asesinados y la construcción de un panteón en su memoria en el cementerio de Corella. Hoy queremos rendir un homenaje a todas aquellas personas que en aquellos momentos y desde entonces han trabajado por los objetivos de Verdad, Justicia y Reparación, objetivos que todavía no se han cumplido y que nos exigen todavía nuestro trabajo, nuestra inquietud y nuestro ánimo para que un día no lejano podamos verlos cumplidos.
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LAS VIVENCIAS DE AQUELLOS DÍAS CONTADAS POR UN POETA ANÓNIMO:




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ALGUNOS DOCUMENTOS DE AQUELLAS FECHAS:
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martes, 15 de marzo de 2016

CORELLA 1936 DE LA ESPERANZA AL TERROR


En el verano de 1936,  una ola de terror sacudió Corella y las tierras de la Ribera. Las órdenes del general Mola, sublevado contra la legalidad demócratica representada por la República, fueron explícitas: "Hay que sembrar el terror... hay que dejar sensación de dominio eliminando sin escrúpulos ni vacilación a todos los que no piensen como nosotros" (19-VII-36). Éste es el relato de cómo se cumplieron aquellas órdenes en Corella, tal como está recogido en el libro "Navarra 1936 De la esperanza al terror" publicado en 1986 por Altaffaylla Kultur Taldea:


 
El mismo 18 de julio celebra el Ayuntamiento republicano su última sesión. Curiosamenie, quizás por los nervios del secretario, en el acta aparecen los únicos borrones de un libro intachable. Ese día las izquierdas se mantienen en sus puestos, en torno al Centro Obrero y al de Alianza Republicana. En la Juventud Católica y la Mutual Católica Obrera, se ultimaban los detalles de la sublevación. El día 19 al punto de la mañana numerosos requetés, con un teniente y varios números de la Guardia Civil de Tudela, proceden a ocupar el Ayuntamiento (donde se da cierta resistencia por parte de los funcionarios), los centros obreros y las tabernas de Enrique Giménez “Mechas”, y Antonio Escribano “Tolo”, lugar de encuentro habitual de las izquierdas. Un cura de San Miguel, Don Lucio, se encontraba repartiendo armas y monos de color azul a los que se incorporaban a la sublevación. Alrededor de 40 vecinos son detenidos y obligados a tumbarse en medio de la plaza. Cuatro jóvenes intentaron resistir en casa del alcalde, hiriendo a un requeté y resultando heridos; dos de ellos fueron acribillados en la misma camilla donde los transportaba la Cruz Roja. Eran lgnacio López, secretario de UGT, y Fermín Lázaro, de Juventudes Socialistas. Otro herido, Gregorio López, fue conducido a Pamplona y Jesús Andiano consiguió escapar y llegar a pie hasta Cataluña donde se incorporó a las filas republicanas. Durante el tiroteo una mujer de 14 años fue herida de bala en un costado por los sublevados.

Todo el mobiliario, carteles y archivo de los centros de izquierda fueron pasto de las llamas en medio de la calle. La CNT, sin embargo, había conseguido esconder de víspera todos sus archivos, que no serían encontrados.
Ese mismo día se constituye el nuevo Ayuntamiento “revolucionario”. Al ocupar la alcaldía José A. Abadía comunica que “triunfante por fortuna en esta localidad el movimiento revolucionario tendente a restablecer el orden, la paz de los espíritus, el principio de autoridad y el imperio de la ley, el comité organizador integrado por representantes de todos los partidos del bloque de derechas asume en estos momentos la máxima autoridad”.

A continuación se comunica que han sido encarcelados la mayoría de los funcionarios armados del municipio “y, como los que quedan no merecen en absoluto la confianza por ser extremistas o marxistas” acuerdan la destitución de todos los funcionarios y la elección de los sustitutos. En total, cinco alguaciles, ocho guardas de campo y siete empleados.

Sobre Abadía, médico recientemente instalado en Corella, y nuevo alcalde, recayó la responsabilidad del “manten¡m¡ento del orden”, “el imperio de la ley” y la “paz de los espíritus”, a los que se refirió en su toma de posesión, conseguidos mediante el asesinato de casi un centenar de corellanos. Enrique Mateos, Cirilo Arellano, Eduardo Lasantas, José Virto, Cecilio Arellano y otros constituían la autoridad municipal. lgnacio Sanz, Ramón Latasa, José Guinea, José González y otros significados fascistas la impusieron en la calle.

Repleta la cárcel de la ciudad, los detenidos eran hacinados en un cuarto de la casa del Marqués de Bajamar, sin agua, retrete ni camas. En la cárcel de Tudela constan ingresados 87 corellanos, entre el 19 de julio y el 10 de octubre. Durante los meses siguientes los matones intentaron contínuas sacas de las cárceles. A veces fueron obstaculizados por algunos guardianes aunque les bastaba esperar el relevo de la guardia para llevar a cabo sus propósitos. Unos conocidos fascistas llegaron el 25 de julio, por la calleja de atrás, hasta las rejas del cuarto donde se hallaba preso el concejal y juez de paz Ricardo Campos, rociándole con gasolina y prendiéndole fuego. El “Diario de Navarra” informó desvergonzadamente “que el vecino se había suicidado dando fuego al pajar del suelo”.

Las iras se cebaron en los empleados municipales republicanos. Al día siguiente de la horrible muerte del concejal, salieron de la cárcel de Tudela con “libertad provisional” el alcalde Antonio Moreno y los empleados Víctor Muñoz, Enrique Giménez, Manuel Marcilla -padre de cinco hijos-, Juan Arellano, Benito Sanz, Emilio Sanz y Emiliano Martínez. Fueron fusilados por varios guardias civiles y voluntarios de Corella en las Bardenas y llevados en un camión al cementerio de Tudela. 

El día 2 de agosto detienen a 8 hombres, la mayoría de los cuales habían estado presos en Tudela. Simularon trasladarlos a Pamplona pero fueron fusilados en el Carrascal. Eran Nicolás Sanz y Pedro Giménez, tesorero y secretario de Juventudes Socialistas, José Sesma “Roseta”, Pío Fraguas, Cesáreo Martínez “Chaparro”, Simón Segura “Iñigo”, Marcos Ruiz y Eusebio Navarro. Victoriano López consta muerto en Carrascal con posterioridad. Al día siguiente llevan otro grupo de seis hombres hasta Alfaro donde antes de ser asesinados, fueron atrozmente torturados clavándoles leznas y agujas, según declaración de un testigo. Entre los muertos estaban Francisco lgea “Calahorrilla”, Juan Sanz, Pedro Ruiz y Diego Blázquez. Julio Ayala “Chano” quedó con vida tras el fusilamiento. Al incorporarse, vio al “Calahorrilla” sentado, vivo todavía, aunque herido de muerte. El “Chano” pudo llegar a casa de su madre donde curó de sus heridas y salvó la vida tras permanecer escondido durante tres años.

Seis días después, el 8 de agosto, nueva saca de la cárcel de Tudela, con destino a Pamplona. Asombra la facilidad e impunidad con que los matones de Corella se llevaban a los detenidos, dependientes como estaban de la autoridad militar. Las sacas necesitaban autorizaciones y los responsables las otorgaban con fría generosidad. Corella es ejemplo claro de que las matanzas no fueron fruto de venganzas personales por parte de algunos “incontrolados”. Respondían a un plan perfectamente elaborado.

En esta ocasión mataron en Ballariain a Bernardino Sanz “Corujada”, Nicolás Martínez, Félix Juan Giménez y Valentín Arellano. Con ellos murió Jacinto Yanguas, alcalde de Fitero. El mismo día fue muerto Angel Mateo. El 11 de agosto asesinaron a Gregorio Gómez y el 12 a Dionisio Ríos, preso en Tudela. El día 15, cuando todos los pueblos celebraban la festividad de la Virgen, en Corella tuvo lugar la mayor matanza llevada a cabo hasta entonces: 27 corellanos fueron sacados de la cárcel, junto con tres de Fitero, conducidos al cementerio de Milagro y fusilados junto a sus paredes. Al sacarlos de la prisión, cortaron las manos a uno que se agarraba desesperadamente negándose a salir. Un cura, Bernardo Catalán, decía a los condenados: “Estad tranquilos porque hoy estareis cenando con Dios”. Los fueron matando entre bromas y golpes.
 
Félix Liroz, Pedro León “Espadador” y Anselmo Monreal “Carabina”, dejaban cinco hijos cada uno. Justo Garijo apenas había cumplido los 15 años; lo echaron al camión por no confesar el lugar donde se hallaba oculto su padre.

Fue la última gran matanza, si bien continuó aumentando el número de víctimas. Los presos que quedaban en la cárcel fueron obligados a salir a los frentes, y despedidos con frases como: “ojalá no volvais ninguno”. Uno de estos voluntaríos, Joaquín Guillorme, vino con permiso al pueblo para conocer a un hijo recién nacido. Al regresar al frente fue muerto en las cercanías de Pamplona. Otros muchos corellanos fueron asesinados en distintas circunstancias, entre ellos, Victoriano Alfaro, Gregorio López, Santiago Delgado, Juan Sesma...

Las mujeres sufrieron de forma específica la represión. Una joven que no quiso delatar a su padre escondido fue golpeada y violada repetidamente. A Angeles Mora, Asunción y María Garijo, Mariana Sanz, Dionisia Ruiz, lsabel Calvo, Marcelina Sanz y otras les cortaron el pelo y alguna de ellas tuvo que recorrer las calles a golpe de zurriaga.

Los registros fueron incontables, muchos salvaron la vida ocultándose en los numerosos túneles que cruzan Corella. Hasta la bandera que los corellanos llevaron a Castejón con motivo de la Gamazada fue buscada, con empeño y sin éxito, en las casas de simpatizantes nacionalistas. Los maestrós Marino García y M.ª Dolores Piquer fueron suspendidos de empleo y sueldo y Matías José Sainz y Salustiano Vidal sancionados por sus simpatías políticas.

La larga lista de asesinados estuvo a punto de incrementarse notablemente cuando en el Frente Norte perdieron la vida dos jóvenes de derechas en circunstancias confusas. En aquellos momentos se encontraban en el “cuarto del Marqués” unos cuarenta detenidos. La reacción inmediata, sin duda adquirida por el hábito, fue sacarlos a fusilar. Pero acudió la Guardia civil de Tudela  y evitó la saca, no sin esfuerzo e incluso enfrentándose a los más exaltados.