martes, 19 de abril de 2016

CONFESIONES DE UN CORELLANO




Este es el testimonio de un corellano anónimo que en el año 1979 se propuso narrar y denunciar los sucesos más relevantes de la represión que se abatió sobre Corella  a raíz del golpe militar de 1936. Ha circulado de mano en mano y en lineas generales los hechos relatados y los nombres que aquí se citan no son desconocidos para la mayoría de la gente de Corella, pero hasta el momento no ha sido expuesto a la luz pública, que nosotros sepamos. Se trata de un testimonio parcial pero muy importante para la memoria histórica de nuestro pueblo, y si en algún momento se hubiera creado una Comisión de la Verdad o los tribunales judiciales hubieran perseguido los crímenes aquí denunciados, habría resultado ser un instrumento testifical de gran valor. En todo caso no se trata de la Verdad, en términos absolutos, sino la contribución de una persona concreta, con sus posibles deficiencias, al conocimiento de una Verdad que por muchos medios siempre se ha intentado ocultar o tergiversar.



Para facilitar la lectura hemos transcrito el texto corrigiendo algún pequeño error ortográfico o sintáctico, pero en todo caso las imágenes del documento muestran el escrito original tal como ha llegado a nosotros.








HISTORIA Y HECHOS REALES OCURRIDOS EN LA CIUDAD DE CORELLA ENTRE LOS AÑOS 1931-1979



Corella es una ciudad situada entre Rioja y Navarra. Dicha ciudad llamada católica por sus innumerables iglesias y conventos de religiosos.
En el año 1931 acaeció la venida de la República o sea el cambio de un régimen Monárquico a uno Republicano. Entre los años 1931 a 1936 con el cambio en la política ocurrieron hechos verídicos como los relatados en estos escritos.
A la instalación de la República empezaron los enfrentamientos entre los republicanos y socialistas que no aceptaban dicho régimen, esto tuvo un desenlace fatal con la llegada de la guerra civil.
En primer lugar para relatar los hechos pido perdón porque en los detalles haga uso de poner los sobrenombres (o apodos) pues [en] este pueblo es una tradición y casi todos los vecinos se conocen por el seudónimo o apodo.
Entre los años 1931-1936 ocurrieron hechos bastante desagradables, yo voy a relatar los más significativos y conocidos. Durante este lapso de tiempo, un caso conocido fue la quema de una máquina trilladora con toda la mies, en la que tenían intererses todas las clases sociales del pueblo. Después surgieron daños en el campo con rotura de plantas y otros denigrantes (y condenables) hechos. Posteriormente ocurrió la huelga de los socialistas que pedían que la jornada de trabajo en la campaña de la vendimia fuera de la 9 de la mañana a las 6 de la tarde. En contra de los terrratenientes y sus servidores se consiguió y hasta hoy sigue rigiendo este horario y en el curso de todo este tiempo les han dado la razón a estros trabajadores, porque se ha demostrado que la vendimia se ha recogido igual que cuando a los trabajadores les llevaban desde las 6 de la mañana a las 6 de la tarde.
Con estos odios y otros similares iban formando unos odios que acabarían en crímenes.
Uno de los sucesos también significativos fue el ocurrido sobre el año 33 en el transcurso de un gobierno mandado por Gil Robles.
Había un concejal llamado Higinio García (‘El gorrete’), entre éste y Victoriano López tuvieron una discusión y a raíz de ésto al día siguiente el tal Higinio se presentó con una pistola en una finca propiedad del tal Victoriano López, amenazándole de muerte con dicha pistola. Se encontraba también un hermano de éste llamado Víctor de 15 años, por lo que entre los dos lograron hacerle huir con la pistola.
Terminaba la jornada de trabajo y al llegar a la ciudad el tal Victoriano se encontró en la calle a Higinio y arrancándose hacia él se enzarzaron, por lo que las autoridades procedieron a encarcelar a Victoriano pues Higinio era concejal. A raíz de este incidente los afiliados de U.G.T. se presentaron en casa de Melitón Catalán, entonces alcalde de Corella, pidiéndole que lo sacaran o que los metieran a los dos enzarzados. Armándose un motín en el que fue requerida la presencia de la Guardia Civil, en el motín les desarmaron y sacaron al encarcelado, esto sucedía sobre las 10 de la noche.
A las 3 de la mañana la misma policía fue por las casas de los que se encontraron en los sucesos, llevando detenidos a 16 hombres, trasladándoles a Pamplona y más tarde juzgándoles y sentenciándoles a sendas penas que oscilaban entre 3 y 6 meses y un día. A través de dichas condenas y durante el tiempo que cumplieron dichas penas, los compañeros de la U.G.T. y socialistas trataron de ayudar a las familias de los condenados monetariamente y haciéndoles los trabajos que tenían que hacer en sus campos. Voluntariamente se prestaban y acordaban los horarios en el centro U.G.T. y en las tabernas de Enrique Jiménez (‘el mechas’) y en la taberna de Antonio Escribano (‘El Tolo’). Estos hechos y otros muy similares eran muy recriminados por los patronos de derechas. También ocurrió un hecho significativo en el periodo de la república que se puede redactar como anecdótico y que por su contenido se puede preguntar: ¿Quién quemaba los conventos, promovía los motines y rompía los campos?
Pues voy a relatar un hecho verídico. Una señora llamada Julia López Montenegro da a luz una niña, manda a una sirvienta que tenía, llamada Julia López Lázaro, que fuera a la Iglesia de la Merced y que pusiera a la Virgen más velas. Entonces esta tal Julia fue a la Iglesia y puso dos velas, comoquiera que en esta época y debido al calor del tiempo estas velas se gastan y prenden fuego al altar produciéndose un incendio en dicha iglesia. Esto ocasionó en el pueblo una manifestación que gritaba ¡Los rojos! Entonces se presentó la tal Julia López y gritando en la manifestación dijo: “¡No culpéis a nadie que he sido yo!” Entonces y ante el estupor que había sido objeto dicha manifestación, se disolvió con las caras de sufrimiento porque no habían sido los rojos.
A raíz de estos hechos, el entonces alcalde de la ciudad, Melitón Catalán, llamó a todos los empleados del ayuntamiento, guardas urbanos, guardas del campo y serenos, y les ordenó que tenían que hacer servicio de vigilancia nocturno en los conventos y monumentos religiosos, por ver si descubrían a quien quemaba los conventos. Por suerte no ocurrió ningún acto provocativo, pues por lo visto si este hubiera ocurrido hubiera sido la exterminación de este pueblo llamado Corella, ya que sin ocurrir ningún acto provocativo fueron de 500[0] habitantes, 86 fusilados.
Por estos relatos y otros similares, progresivamente estaban fraguándose odios a muerte por lo que al estallar la guerra civil, se desencadenaron unos crímenes espeluznantes, como algunos relatados con todo detalle y con los nombres de los ejecutores de los hechos.
Llegado el día 18 de julio de 1936 a las 8 de la mañana. Ocupado el pueblo por fuerzas de la guardia civil, falangistas y carlistas. Ocupan el ayuntamiento, centro U.G.T. y tabernas como la del Mechas y la del Tolo. Empiezan a detener a todos los afiliados de la U.G.T. y familiares que tuvieran relación con todos los que hubieran tenido con repúblicanos algún contacto.
El mismo día 18 a las 10 de la noche, cometen los primeros crímenes, dos jóvenes, uno de 22 años y otro de 24. El primero, apodado ‘el indiqui’, que después de recogerlo la camilla de la Cruz Roja lo mataron en la misma camilla. El segundo de 24 años, secretario de las juventudes socialistas. Ésta después de correr las calles, acometiéndole a tiros y herido de muerte lo recojen en la camilla de la Cruz Roja, pero antes de llegar al hospital, llegó una cuadrilla de fascistas y carlistas y les obligaron a dejarlo en el suelo, donde acometieron en contra de la camilla que tal fue la cantidad que dispararon que hicieron desaparecer la tela de dicha camilla. Una vez terminaron de disparar lo llevaron al hospital y cuando ya lo dejaron, un practicante hizo la observación de ponerle una inyección por lo cual al oir esto una monja, llamada Sor Carmen, contestó que no le inyectaran porque a lo mejor volvía a la vida.
En este horrible crimen intervinieron incluso algunos que se precisaban de ser amigos de la víctima. Este muchacho que solo había cometido el delito de ser secretario de las Juventudes Socialistas.
Ya a raíz de estos crímenes se sucedieron otros muchos que seguiré relatando. Para empezar las matanzas se formó una junta de guerra con algunos como Ramón Latasa, un tal Vitriain, Antonio Luis (‘el chispito’), Santiago (‘el Cabecilla’), José Guinea, Marcos Escribano (‘el Tolo’), Abadía (Médico) y otros más que quedan por enumerar. Esta junta era la que facilitaba la lista con los nombres de los que habían de ser fusilados, la lista era entregada a las Bandas de Fascistas y Carlistas para su ejecución.
En estas bandas los más significados fueron tales como Juan García (‘el Chato’), Santiago (‘el Cabecilla’), Julián Arijita (‘el alambrau’), José González (‘el Nevera’), los hermanos (‘los 28’), Sandalio Pérez (‘el Mabo’) y ‘los combis’ José y Miguel Librada y el más famoso por sus crímenes fue Ignacio Sanz (‘el Canco’) y también Isidro Barcelona, éste famoso por su gran poder físico. En primer lugar empezaron a fusilar a estos hombres que se encontraban en la cárcel y en un famoso Cuarto del Marqués, donde además de estar prisioneros, tenían que comer, hacer sus necesidades donde no había ni agua ni váter. En este famos cuarto ocurrió un caso un poco anecdótico porque siempre hay personas que tienen conciencia. Habiendo unos 40 o 60 presos, una noche se presentaron las bandas de criminales y querían sacar a todos para matarlos. En ese momento estaba de guardia un tal Jesús Catalán (‘el Tubillos’) y con su arma de fuego dijo: “El que se  acerque a sacar a nadie le dispararé. Estos hombres que están aquí (dijo) son hombres trabajadores y mientras yo esté aquí no se sacarán para matarlos”. Entonces las bandas de desalmados criminales, esperaron que este señor le hicieran el relevo, y sacarlos y asesinarlos. Seguidamente, también en un sótano que existe en la carcel local había un tal señor Ricardo Campos. Entonces era juez de paz, a éste lo quemaron vivo, y lo sacaron carbonizado (diciendo que se había quemado él). El autor de este crimen, según datos, fue ‘el Canco’, éste famoso  por sus innumerables crímenes no solo en Corella sino en toda Navarra.
Continuando con la barbarie empezaron a matar tanto a los que se encontraban en Corella como en la cárcel de Tudela, sacaban una vez a 8, otra a 10 y de una vez sacaron de Corella a 27 que junto a 3 del pueblo de Fitero los fusilaron en el pueblo llamado Milagro. Les voy a relatar este crimen sin precedentes. Entre estos 27 hombres había dos chicos de 17 años, y un niño de 13. Los de 17 años eran conocidos por los apodos ‘el Pifarri’, ‘el Farranque’ y el de 13 años ‘el Garijo’. Cuando los sacaron para matarlos, un tal ‘Rapeta’ se agarró a la escalera negándose a salir, cuando lo vió ‘el Canco’ le pegó un golpe en las manos con el fusil y le partió las dos muñecas y haciendole subir al camión con los demás, una vez en el autobús los condujeron por la carretera de Rincón y en este pueblo hicieron una parada en la plaza, para decirles en dicho pueblo lo que iban a hacer. Entonces el tal Isidro Barcelona, cogiendo por los pelos al niño de 13 años lo mostró al pueblo y les dijo: “Mirad lo que llevamos aquí, una alhaja”. Continuaron el camino haciendoles los más horrendos martirios y llegaron al pueblo de Milagro, bajados allí empezaron a matarlos. Cuando le llegó la hora al niño de 13 años, éste se puso a llorar, diciendo: “¡Pero también me van a matar a mí!”. Entonces lo cogió un tal Santiago ‘el Cabecilla’ y le dijo: “Ponte ahí, majo, que esto no es nada” y allí lo mataron junto a todos. No conformes con esto se pusieron encima de los cadáveres a comer jamón; y por si esto sería poco, después de estar esparcidos ataron al ‘Pelorrico’ al Olivo y le pusieron un letrero que decía: “Este es el pastor de este rebaño”.
De regreso al pueblo fueron a las casas de los muertos y a las viudas e hijos les exigieron que les dieran los jamones y las gallinas que tuvieran para celebrar mejor la fiesta. De entre las cosas más sobresalientes fue la de el tal ‘Canco’, que fue a casa de uno de los que había matado que se llamaba Pablo ‘el Maqueto’, que la mujer de éste había criado a un hermano del ‘Canco’ y le exigió que le diera las gallinas.
Siguieron las matanzas y en uno de los fusilamientos, creo que fue de 8, se encontraba un tal Julio ‘el Chano’; éste, cuando ya lo dejaron por muerto y se marcharon los criminales, se incorporó y vió a otro sentado, y éste le dijo “¿Estás tú también vivo?”, a lo que éste contestó “Sí, pero yo me muero”. Éste se apodaba ‘el Calahorrilla’. Entonces el tal ‘Chano’  se marchó muy herido y se refugió en casa de su madre, ésta le curó sólo con agua hervida para evitar sospechas y con el tiempo se salvó de los horrendos crímenes.
Hubo otro crímen muy conocido, fue el llamado Crimen de las Libradas.
Estos tenían un pastor de 18 años llamado Blas. [A] este chico le mandaron con el morral al campo para que sacara el ganado, el corral dista del pueblo más de 8 kilómetros, pero en la mitad del camino fueron detrás y lo mataron. Fueron después a recogerlo y por los efectos del calor estaba bastante mal por lo que optaron por quemarlo echándole miés y como no lograron conseguirlo, pues no podía arder, lo tuveron que recoger los de la Cruz Roja.
También hicieron crímenes por simples venganzas. El de un guarda rural que le decían ‘el Paquito’ que lo mató un pastor ganadero, que le dicen Anguiniano, pues el motivo fue que dicho guarda había denunciado a su hijo por tener las ovejas dentro de una propiedad.
Como estos y otros crímenes cometidos por Julián Arigita ‘el Alambrado’, ‘los Pecherones’, ‘el Garrín’ y otros muchos más pero no se puede enumerar por falta de datos.
Aparte de estos datos, y durante estos crímenes, estaba la exaltación de algunas personas que se precian de Católicos, pero que cogían a chicas y mujeres, les cortaban el pelo, las paseaban por el pueblo y las daban aceite de ricino. Entre estas católicas se encontraban una tal ‘Venu’, una ‘Segura Tastarra’ y una mujer de Alfaro casada con un tal ‘Planillo’, ‘la Parrucha’. También hubo un famoso fraile llamado hermano Pantaleón, que decía que había que matar a las embarazadas para que no salieran más raza socialista, y con la pistola al cinto decía “matarlos y dejarles la cabeza fuera de la tierra”. También había un cura llamado Bernardo Catalán ‘el Petreque’ que iba a confesar a los hombres que iban a matar, y les decía: “Estad tranquilos que esta noche estaréis a cenar con Dios”.
Estos hechos como otros innumerables, pero ya pasaremos a relatar otros hechos reales, despues de terminada toda esta historia que mejor hubiera sido no haberla conocido.
Ya terminados estos sucesos salieron de la cárcel unos 50 para el frente, entonces al montar a los camiones, una mujer que le decían ‘la tía Anisa’ y al ver que todos los que iban al frente eran sacados de la carcel, empezó a gritar diciendo:”¡Ojalá mueran todos en el frente!” Entonces como si Dios estuviera escuchándole, le dió el castigo y los dos hijos que tenía en el frente, le comunicaron que habían muerto.
También ocurrió un caso muy conocido de un individuo que era apodado por ‘el Abuelo’. Éste después de matar a un chico de 17 años, apodado ‘el Pifarri’, entró en la taberna del Barriga y se encontró con el padre del chico, y dirigiendose a su padre le dijo: “Yo he matado a tu hijo”, y este padre apenado y aterrado se marchó a su casa llorando, impotente por su edad y asustado por el terror fascista.
Ya pasados todos estos crímenes, continuó la guerra y en el curso de toda la contienda ocurrían cosas horribles, como por ejemplo que si algún combatiente moría, al traerlo al pueblo, salían las bandas fascistas y carlistas por el pueblo y empezaban a pegarles en las calles y en todos los sitios que encontraban a todos los hombres, y personas sin respetar edades ni condición, simplemente que fueran Republicanos, o que tuvieran alguna relación. Sembrando así el terror y no viendose en las calles más que mujeres viudas, niños sin padre y con la cara llena de lágrimas y marginación, incluso hubo casos que quitaron a las mujeres viudas tierras y casas, poniéndoselo ellos a su nombre, pues no había ninguna ley más que la ley del terror.
Ya terminada la guerra civil empieza la dictadura más feroz conocida en la historia de este pueblo llamado católico.
Una vez terminado y volviendo todos los hombres del frente llegaron los políticos (oportunistas) como Julio Asiaín, Javier Galarreta, Luis Aransay, Luis Simón y oportunistas porque casi todos estos no estuvieron ni en el frente, casos como el de Julio Asiaín, que no fue por su edad y porque no era ni falangista ni carlista, sino un oportunista. Javier Galarreta, que éste supo buscar una oportunidad para no estar en peligro, y después colocarse en puestos de privilegio de dictadores, pues si no era así tenían poco porvenir, puesto que no tenían ni bachiller pero por el terror llegó hasta secretario Provincial de Sindicatos. “Ya no se puede ver más, señores, esto es verídico y si no, pueden investigar todo lo que esté a su alcance”.
Con relación a Luis Aransay, que era jefe local del movimiento y que no se le reconoce más que el mérito de estar a diario en la iglesia, junto con esta cuadrilla llegó Julio Asiaín, el más oportunista, que con unos principios sin bachiller llegó a alcalde de Corella y más tarde a Diputado Provincial, siendo alcalde, dueño y señor, dictador del pueblo, dándose el caso que en un referendum que se celebró en el franquismo, que era votar si o no, hubo 6 votos que no y esto era la Marginación y el temor pues fíjense cómo eran las elecciones que supo hasta las personas que habían votado que no. Yo pregunto ¿Es con libertad con lo que hubieran votado sí, las viudas e hijos del franquismo? Pueden hacer su composición de lugar.
Continuando la opresión llegó a diputado y entonces aunque no era alcalde, seguía dominando toda la vecindad porque tenía mucho poder y la alcaldía era nombrada a su antojo, no sólo a los alcaldes sino a los concejales, que haciendo una comedia para renovar los concejales ponían tres nombres, pero los tres iban a defender los mismos intereses (que eran los suyos) pues junto con su hermano Antonio Asiaín, que éste era el lugarteniente de la guardia de Franco y confidente del gobernador provincial, se dedicaba a cambiar de alcalde, cuando éste no fuera legal al fascismo. Este tal Antonio Asiaín, en estos altos cargos fascistas y sin ningún principio llegó a una posición económica capitalista, aunque no tanto como su hermano Julio Asiaín.
Les voy a relatar también un hecho ocurrido durante la dictadura en este pueblo con estos magnates de la opresión: Se celebraba una reunión que no era política sino social, y un señor llamado José Sesma, después de cenar y tomar algunas copas, tuvo la idea de hacer algún gesto aludiendo al régimen dictador. Nada más enterarse los señores dictadores le cursaron el parte al Gobernador y éste mandó el encarcelamiento, siendo procesado militarmente, por lo que después de estar en la cárcel local en condiciones infrahumanas, un mes sin baño ni agua, se decretó la incomunicación y estando a punto de lo más catastrófico para una persona con 4 hijos, tuvieron que intervenir algunas personas (personas que siempre salen buenas) y se evitó lo que podía haber sido un desenlace final.
Este es un relato de lo que ha sido el régimen franquista durante el tiempo que duró su historia y que todavía en el año 1979  están los mismos opresores en el sillón de mando en el ayuntamiento y en la Diputación y todos los cargos, pues todavía también sigue de alcalde Félix Armendariz, que es un hombre de unas formaciones buenas, pero manipulado por la Diputación franquista.
No quisiera que esta triste historia sea interpretada de revanchista, sino que sirva de historia real ocurrida en Corella para su conocimiento.





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