martes, 19 de abril de 2016
CONFESIONES DE UN CORELLANO
viernes, 8 de abril de 2016
jueves, 7 de abril de 2016
REPUBLICANOS: POESÍA Y MEMORIA
Sencillo pero emotivo poema escrito por el corellano Proyecto Sanz Muñoz. Sirva de homenaje al autor y a todos los fusilados y represaliados de Corella.
MURO DE LA MEMORIA
DIONISIO ALDUAN MATEO, de 26 años, casado con Pilar Reimon, tenían un hijo,
era jornalero, lo asesinaron en Milagro, el 15 de agosto del 36.
ISIDRO ALFARO GARCÍA, de 44 años, lo asesinaron en Milagro, el 15 de agosto
del 36.
JOSÉ ALFARO GARCÍA, de 33 años, lo asesinaron en Milagro, el 15 de agosto
del 36.
VICTORIANO ALFARO MONREAL, de 40 años, casado con Micaela Jiménez, lo
asesinaron en Pamplona el 15 de septiembre del 36.
FÉLIX ANDIANO NAVARRO, de 50 años, tenía 6 hijos, lo asesinaron en Corella
el 6 de agosto del 36.
VALENTÍN ARELLANO CRESPO, de 49 años, casado con María Igea, tenían un hijo,
era jornalero, lo aseninaron en Ballarain el 6 de agosto del 36.
JUAN ARELLANO FERNÁNDEZ, de 33 años, casado con Mª Luz Díaz, tenían 3 hijos,
era guarda, lo asesinaron en Arguedas el 26 de Julio del 36.
PEDRO ATIENZA SANZ, lo asesinaron en 1936.
GREGORIO BERMEJO ALONSO, de 32 años, jornalero, lo asesinaron en Milagro, el
15 de agosto del 36.
DIEGO BLÁQUEZ IGEA, de 32 años, casado con Socorro Vicente, tenían 4 hijos,
era labrador, lo asesinaron en Alfaro el 3 de Agosto del 36.
VENANCIO BOZAL RUIZ, de 33 años, lo asesinaron el 1 de agosto del 36.
RICARDO CAMPOS ARDANAZ, de 56 años, era concejal y juez de paz, lo
asesinaron en Corella, el 25 de Julio del 36.
MARTÍN CATALÁN DELGADO, era jornalero, lo asesinaron el 1 de agosto del 36.
JOSÉ CRESPO JIMÉNEZ, lo asesinaron en 1936.
PEDRO CRUZ CATALÁN, lo asesinaron el 25 de agosto del 36.
LORENZO DELGADO CALVO, de 41 años, casado con Julia Alfaro, era labrador, lo
asesinaron en Tudela, el 18 de noviembre de 1938.
LEONARDO ESCUDERO RICO, de 26 años, lo asesinaron en 1936.
PEDRO FERNÁNDEZ ARELLANO, de 32 años, casado con Ángeles Mora, tenían 2
hijos, era labrador, lo asesinaron en Milagro, el 15 de agosto del 36.
PÍO FRAGUAS ARELLANO, de 37 años, casado con Mercedes Vallés, tenían 4
hijos, era labrador, lo asesinaron en el Carrascal, el 2 de agosto del 36.
SABINO FRAGUAS JIMÉNEZ, de 31 años, lo asesinaron en Corella, el 18 de
octubre del 36.
FÉLIX FRANCÉS ALFARO, de 35 años, casado con Carmen Navarro, lo asesinaron
en Corella, el 18 de octubre del 36.
LEONARDO FRANCÉS ANTONIO, de 26 años, jornalero, lo asesinaron en 1936.
NICANOR FRANCÉS SALDAÑA, de 37 años, lo asesinaron en 1936.
JESÚS GARCÍA NAVARRO, de 38 años, casado con Petra Rodríguez, lo asesinaron
en Milagro, el 15 de agosto del 36.
JESÚS GARIJO ESCRIBANO, de 30 años, tenía 4 hijos, lo asesinaron en las
Bardenas, el 12 de noviembre del 36.
JUSTO GARIJO ESCRIBANO, de 15 años, lo asesinaron en Milagro, el 15 de
agosto del 36.
FAUSTINO GARIJO MATEO, de 58 años, tenía 5 hijos, dos de ellos asesinados, murió en la Cárcel de San Sebastián el 28 de abril de 1939.
JUAN GIL GARCÍA, de 24 años, jornalero, lo asesinaron en 1936.
PABLO GIl GARCÍA, de 31 años, murió en el frente de Guadalupe (Gipuzkoa), el
6 de septiembre de 1936, siendo integrante del Batallón Rosa Luxemburg (asesinado tras ser hecho preso)
GREGORIO GÓMEZ GIL, de 42 años, empleado municipal, lo asesinaron en
Berriosuso, el 11 de agosto del 36.
FRANCISCO IGEA CALAHORRILLA, de 28 años, lo asesinaron el Alfaro, el 3 de
agosto del 36.
JULIO IGEA LIÑÁN, de 36 años, casado con Micaela Monreal, tenían 4 hijos, lo
asesinaron en Milagro, el 15 de agosto del 36.
SABINO IRAGUA JIMÉNEZ, de 32 años, casado con Victoria Díaz, lo asesinaron
en Milagro, el 15 de agosto del 36.
PEDRO JIMÉNEZ BUÑUEL, de 21 años, lo asesinaron en el Carrascal, el 2 de
agosto del 36.
JOAQUÍN JIMÉNEZ CASTILLO, lo asesinaron en Ballarain, el 6 de agosto del 36.
JOSÉ JIMÉNEZ GONZÁLEZ, de 25 años, lo asesinaron en 1936.
JOAQUÍN JIMÉNEZ GUILLORME, de 34 años, casado con Ramona Delgado, lo
asesinaron en Pamplona, el 3 de enero del 37.
ENRIQUE JIMÉNEZ MONREAL, de 36 años, tabernero, lo asesinaron en Arguedas,
el 26 de julio del 36.
FÉLIX JUAN JIMÉNEZ MONREAL, de 37 años, casado con Dionisia Jiménez, lo
asesinaron en Ballarain el 8 de agosto del 36.
PABLO JIMÉNEZ PÉREZ, de 56 años, casado con Filomena Pérez, tenían 1 hijo,
era labrador, lo asesinaron en Milagro, el 15 de agosto del 36.
JOAQUÍN JIMÉNEZ SOLDEVILLA, de 37 años, lo asesinaron el 1 de agosto del 36.
EDUARDO JIMÉNEZ VICENTE, de 25 años, era jornalero, lo asesinaron en
Milagro, el 15 de agosto del 36.
FERMÍN LÁZARO ARELLANO, de 22 años, era jornalero, lo asesinaron en Corella,
el 19 de julio del 36.
FERMÍN LÁZARO MONREAL, de 21 años, era jornalero, lo asesinaron en Corella,
el 19 de agosto del 36.
PEDRO LEÓN PÉREZ, de 55 años, casado con María Ruiz, tenían 5 hijos, era
empleado, lo asesinaron en Milagro, el 15 de agosto del 36.
SANTOS LIROZ SAINZ, de 28 años, casado con Manuela León, tenían 1 hijo, lo
asesinaron en Milagro, el 15 de agosto del 36.
FÉLIX LIROZ SESMA, de 48 años, casado con Tomasa Arizkun, tenían 5 hijos,
era empleado, lo asesinaron en Milagro, el 15 de agosto del 36.
GREGORIO LÓPEZ AYALA, de 26 años, era labrador, lo asesinaron en Pamplona,
el 10 de octubre del 36.
IGNACIO LÓPEZ LÁZARO, de 24 años, era chófer, lo asesinaron en Corella, el
19 de julio del 36.
VICTORIANO LÓPEZ LÁZARO, de 30 años, casado con Francisca Bermejo, lo
asesinaron en el Carrascal el 2 de agosto del 36.
MANUEL MARCILLA MADURGA, de 41 años, casado con Emilia Jiménez, era
jornalero y concejal, lo asesinaron en Arguedas el 26 de Julio del 36.
EMILIANO MARTÍNEZ CALZADA, de 33 años, casado, era peluquero, lo asesinaron
en Arguedas, el 26 de Julio del 36.
BLAS MARTÍNEZ JIMÉNEZ, de 19 años, era pastor, lo asesinaron en Corella.
CESÁREO MARTÍNEZ LIÑAN, de 31 años, lo asesinaron en el Carrascal, el 2 de
agosto del 36.
NICOLÁS MARTÍNEZ MATEO, de 48 años, casado con Ascensión Armendáriz, tenían
3 hijos, lo asesinaron en Ballarain, el 7 de agosto del 36.
ÁNGEL MARTÍNEZ ORTEGA, de 20 años, era jornalero, lo asesinaron en Milagro,
el 15 de agosto del 36.
ÁNGEL MATEO PERALTA, de 39 años, casado con Benita Méndez, fue asesinado en
Fitero, el 8 de agosto del 36.
ANSELMO MONREAL GARCÍA, de 38 años, casado con Luisa García, tenían 5 hijos,
lo asesinaron en Milagro, el 15 de agosto del 36.
RUPERTO MORALES LIROZ, de 33 años, casado con Florentina Bea, lo asesinaron
en Milagro, el 15 de agosto del 36.
ANTONIO MORENO LÓPEZ, de 36 años, casado con Josefina Mateo, era alcalde de
Corella, lo asesinaron en Arguedas, el 26 de julio del 36.
MANUEL MUÑOZ ESCRIBANO, de 42 años, murió el 1 de mayo de 1942 en el Penal de Burgos, a consecuencia de las condiciones de prisión.
VÍCTOR MUÑOZ JIMÉNEZ, de 39 años, casado con Joaquina Mellado, tenían 2
hijos, lo asesinaron en Milagro, el 15 de agosto del 36.
FRANCISCO MUÑOZ MATEO, de 30 años, casdo con Dolores Martínez, tenían 2
hijos, lo asesinaron el 4 de noviembre del 36.
FRANCISCO MUÑOZ SANZ, de 45 años, lo asesinaron en Milagro, el 15 de agosto
del 36.
VÍCTOR NAVARRO GONZÁLEZ, de 36 años, casado con Carmen Arellano, tenían 4
hijos, lo asesinaron en Milagro, el 15 de agosto del 36.
EUSEBIO NAVARRO, de 44 años, era cartero, lo asesinaron en el Carrascal, el
22 de agosto del 36.
VICTORIANO PERALTA SESMA, de 17 años, lo asesinaron en Milagro, el 15 de
agosto del 36.
DIONISIO RÍOS FRANCÉS, de 28 años, casado con Felisa Ochoa, tenían 1 hijo,
era zapatero, lo asesinaron el 12 de agosto del 36.
ANTONIO ROMANO GIMÉNEZ, de 32 años, murió en el frente de Urquiola
(Bizkaia), el 5 de abril de 1937, siendo integrante del 3. Batallón de la UGT.
ANDRÉS RUBIO VALLES, de 19 años, lo asesinaron en 1936.
PEDRO RUIZ CATALÁN, de 43 años, lo asesinaron en el camino de Alfaro, en
diciembre del 36.
MARCOS RUIZ GUILLORME, de 37 años, casado con Teresa Naudo, lo asesinaron el
el Carrascal, el 2 de agosto del 36.
IGNACIO SANZ GUILLORME, lo asesinaron en 1936.
BERNARDINO SANZ IZAL, de 50 años, casado con Ángela López, lo asesinaron en
Ballarain, el 6 de agosto del 36.
NICOLÁS SANZ LÓPEZ, de 24 años, lo asesinaron en el Carrascal, el 2 de
agosto del 36.
BENITO SANZ MUÑOZ, de 38 años, casado con Dionisia Ruiz, tenían 2 hijos, lo
asesinaron en Arguedas, el 26 de Julio del 36.
FRANCISCO SANZ MUÑOZ, de 45 años, casado con Gregoria Marcilla, lo
asesinaron en Milagro, el 15 de agosto del 36.
EMILIO SANZ SANZ, de 39 años, lo asesinaron en Arguedas, el 2 de agosto del
36.
RAFAEL SANZ SEGURA, de 34 años, casado con Villar Martínez, tenían 2 hijos,
lo asesinaron en Milagro, el 15 de agosto del 36.
JUAN SANZ SESMA, de 55 años, casado con Eulalia Rozas, tenían 4 hijos, era
jornalero, lo asesinaron en Alfaro, el 3 de agosto del 36.
SIMÓN SEGURA ARELLANO, de 46 años, casado con Mariana Sanz, tenían 3 hijos,
lo asesinaron en el Carrascal, el 2 de agosto del 36.
PEDRO SEGURA LÓPEZ, de 47 años, casado con Ángeles Olloqui, lo asesinaron en
Milagro, el 15 de agosto del 36.
JUAN SESMA GARCÍA, de 24 años, abatido en el frente de Madrid en las filas republicanas por una bala
perdida, el 9 de febrero del
37.
JOSÉ SESMA GUILLORME, de 46 años, lo asesinaron en el Carrascal, el 2 de
agosto del 36.
LEÓN SESMA SEGURA, de 48 años, casado con Dolores Sanz, tenían 2 hijos, lo
asesinaron en Milagro, el 15 de agosto del 36.
ALONSO SOBEJANO NAVARRO, lo asesinaron el 1 de agosto del 36.
DANIEL VALLES IGEA, de 19 años, lo asesinaron en Milagro, el 15 de agosto
del 36.
MIGUEL VALLES MARTÍNEZ, de 31 años, lo asesinaron en Ballarain, el 6 de
agosto del 36.
MEMORIAL DEMOCRÁTICO
La resolución de un conflicto supone desde un punto de vista democrático dar los siguientes pasos: el reconocimiento de las víctimas, la reparación del daño causado y la reconciliación. Desde estas premisas podemos decir que la Guerra Civil no es un conflicto superado en Corella, puesto que las víctimas de la sublevación militar, apoyada por bandas paramilitares como el Requeté y la Falange, no han sido reconocidas de forma oficial ni se ha producido siquiera una reparación moral del daño causado. En Corella sigue vigente la separación entre vencedores y vencidos, simbolizada por la permanencia de un monumento público que recuerda a una parte de los muertos en la Guerra, mientras que la memoria de los fusilados se guarda en la intimidad de un panteón del cementerio. Tenemos la esperanza de que un día los valores democráticos sean de verdad los valores que impulsen la vida social y política de los corellanos, y ese día tal vez un memorial democrático reunirá los nombres de todas las víctimas de la Guerra y expresará la renuncia de todos los corellanos a la violencia política para siempre.
RECUPERAR LA MEMORIA HISTÓRICA
"La sublevación fue organizada por la Comunión Tradicionalista, los conservadores de la CEDA y la Falange. Desde el inicio, los sublevados controlaron absolutamente toda Navarra. El hecho de que el comandante de la Guardia Civil fuera el primer asesinado, a manos de sus propios subordinados en la misma comandancia, dejó bien a las claras que los alzados no iban a frenarse ante nada (…) Sea como sea, no hay elementos que permitan afirmar que la represión en la Ribera ofrecería mayor crudeza por la mayor agresividad falangista y porque allí la Falange tendría mucha mayor fuerza. Por un lado, si bien en el libro de Altaffaylla, Navarra 1936. De la Esperanza al Terror, se habla del protagonismo represivo sustancial de la Falange en Ablitas o Buñuel, ese papel lo jugaron los carlistas en Cintruénigo o Lodosa. Además, creemos que en muchos pueblos de la Ribera había una total convergencia entre ambas fuerzas.
Así, por ejemplo, tenemos noticias de que en Corella (pueblo al que la se ha solido identificar con la Falange, quizás por el ascendiente allí de Arrese a partir de los años cuarenta y porque falangistas corellanos controlaron Tudela, si bien era la única localidad navarra, aparte de la capital, Pamplona, que contaba en 1936 con tres Requetés, el 7 de junio de 1936 diferentes agrupaciones de izquierda denunciaban al gobierno civil que “En esta ciudad identificadas las autoridades y elementos fascistas (en esta ciudad todos los partidos de derecha están unificados en uno solo, el fascista) hacen imposible la vida a todos los ciudadanos izquierdistas tanto Republicanos como Socialistas y Comunistas, dándose diariamente el vergonzoso espectáculo de cantos y saludos fascistas, insultos a la República y sus hombres, reparto de hojas clandestinas, como ocurrió en el Cinematógrafo o bien las pegan en las paredes de las casas sin que nadie se preocupe de sancionar tanto desafuero como diariamente se comete en esta desgraciada ciudad, por los elementos reaccionarios, que hoy en día son dueños absolutos de la situación”.
Las agrupaciones que habían suscrito la denuncia eran Fraternidad Obrera, Sección de la Tierra y la Sociedad de Oficios Varios de la UGT, Radio Comunista, Agrupación Socialista, Izquierda Republicana, Juventudes Socialistas y Juventud de Izquierda Republicana. Al día siguiente, tres concejales corellanos de izquierda denunciaban al gobernador que en una manifestación fascista celebrada el día anterior se había gritado “Viva el Fascio”, “Muera la República” y “Muera Azaña”, habiendo sido dos de ellos insultados por lo que renunciaban a su cargo entretanto no recibieran amparo".
Corella, 2 de junio de 1935. El Requeté de Pamplona en la Plaza de Toros durante el mitín celebrado allí, con su capitán Jaime del Burgo |
jueves, 17 de marzo de 2016
EL LARGO CAMINO DE LA MEMORIA
LAS VIVENCIAS DE AQUELLOS DÍAS CONTADAS POR UN POETA ANÓNIMO:
ALGUNOS DOCUMENTOS DE AQUELLAS FECHAS:
martes, 15 de marzo de 2016
CORELLA 1936 DE LA ESPERANZA AL TERROR
En el verano de 1936, una ola de terror sacudió Corella y las tierras de la Ribera. Las órdenes del general Mola, sublevado contra la legalidad demócratica representada por la República, fueron explícitas: "Hay que sembrar el terror... hay que dejar sensación de dominio eliminando sin escrúpulos ni vacilación a todos los que no piensen como nosotros" (19-VII-36). Éste es el relato de cómo se cumplieron aquellas órdenes en Corella, tal como está recogido en el libro "Navarra 1936 De la esperanza al terror" publicado en 1986 por Altaffaylla Kultur Taldea:
Todo el mobiliario, carteles y archivo de los centros de izquierda fueron pasto de las llamas en medio de la calle. La CNT, sin embargo, había conseguido esconder de víspera todos sus archivos, que no serían encontrados.
Ese mismo día se constituye el nuevo Ayuntamiento “revolucionario”. Al ocupar la alcaldía José A. Abadía comunica que “triunfante por fortuna en esta localidad el movimiento revolucionario tendente a restablecer el orden, la paz de los espíritus, el principio de autoridad y el imperio de la ley, el comité organizador integrado por representantes de todos los partidos del bloque de derechas asume en estos momentos la máxima autoridad”.
A continuación se comunica que han sido encarcelados la mayoría de los funcionarios armados del municipio “y, como los que quedan no merecen en absoluto la confianza por ser extremistas o marxistas” acuerdan la destitución de todos los funcionarios y la elección de los sustitutos. En total, cinco alguaciles, ocho guardas de campo y siete empleados.
Sobre Abadía, médico recientemente instalado en Corella, y nuevo alcalde, recayó la responsabilidad del “manten¡m¡ento del orden”, “el imperio de la ley” y la “paz de los espíritus”, a los que se refirió en su toma de posesión, conseguidos mediante el asesinato de casi un centenar de corellanos. Enrique Mateos, Cirilo Arellano, Eduardo Lasantas, José Virto, Cecilio Arellano y otros constituían la autoridad municipal. lgnacio Sanz, Ramón Latasa, José Guinea, José González y otros significados fascistas la impusieron en la calle.
Repleta la cárcel de la ciudad, los detenidos eran hacinados en un cuarto de la casa del Marqués de Bajamar, sin agua, retrete ni camas. En la cárcel de Tudela constan ingresados 87 corellanos, entre el 19 de julio y el 10 de octubre. Durante los meses siguientes los matones intentaron contínuas sacas de las cárceles. A veces fueron obstaculizados por algunos guardianes aunque les bastaba esperar el relevo de la guardia para llevar a cabo sus propósitos. Unos conocidos fascistas llegaron el 25 de julio, por la calleja de atrás, hasta las rejas del cuarto donde se hallaba preso el concejal y juez de paz Ricardo Campos, rociándole con gasolina y prendiéndole fuego. El “Diario de Navarra” informó desvergonzadamente “que el vecino se había suicidado dando fuego al pajar del suelo”.
Las iras se cebaron en los empleados municipales republicanos. Al día siguiente de la horrible muerte del concejal, salieron de la cárcel de Tudela con “libertad provisional” el alcalde Antonio Moreno y los empleados Víctor Muñoz, Enrique Giménez, Manuel Marcilla -padre de cinco hijos-, Juan Arellano, Benito Sanz, Emilio Sanz y Emiliano Martínez. Fueron fusilados por varios guardias civiles y voluntarios de Corella en las Bardenas y llevados en un camión al cementerio de Tudela.
El día 2 de agosto detienen a 8 hombres, la mayoría de los cuales habían estado presos en Tudela. Simularon trasladarlos a Pamplona pero fueron fusilados en el Carrascal. Eran Nicolás Sanz y Pedro Giménez, tesorero y secretario de Juventudes Socialistas, José Sesma “Roseta”, Pío Fraguas, Cesáreo Martínez “Chaparro”, Simón Segura “Iñigo”, Marcos Ruiz y Eusebio Navarro. Victoriano López consta muerto en Carrascal con posterioridad. Al día siguiente llevan otro grupo de seis hombres hasta Alfaro donde antes de ser asesinados, fueron atrozmente torturados clavándoles leznas y agujas, según declaración de un testigo. Entre los muertos estaban Francisco lgea “Calahorrilla”, Juan Sanz, Pedro Ruiz y Diego Blázquez. Julio Ayala “Chano” quedó con vida tras el fusilamiento. Al incorporarse, vio al “Calahorrilla” sentado, vivo todavía, aunque herido de muerte. El “Chano” pudo llegar a casa de su madre donde curó de sus heridas y salvó la vida tras permanecer escondido durante tres años.
Seis días después, el 8 de agosto, nueva saca de la cárcel de Tudela, con destino a Pamplona. Asombra la facilidad e impunidad con que los matones de Corella se llevaban a los detenidos, dependientes como estaban de la autoridad militar. Las sacas necesitaban autorizaciones y los responsables las otorgaban con fría generosidad. Corella es ejemplo claro de que las matanzas no fueron fruto de venganzas personales por parte de algunos “incontrolados”. Respondían a un plan perfectamente elaborado.
En esta ocasión mataron en Ballariain a Bernardino Sanz “Corujada”, Nicolás Martínez, Félix Juan Giménez y Valentín Arellano. Con ellos murió Jacinto Yanguas, alcalde de Fitero. El mismo día fue muerto Angel Mateo. El 11 de agosto asesinaron a Gregorio Gómez y el 12 a Dionisio Ríos, preso en Tudela. El día 15, cuando todos los pueblos celebraban la festividad de la Virgen, en Corella tuvo lugar la mayor matanza llevada a cabo hasta entonces: 27 corellanos fueron sacados de la cárcel, junto con tres de Fitero, conducidos al cementerio de Milagro y fusilados junto a sus paredes. Al sacarlos de la prisión, cortaron las manos a uno que se agarraba desesperadamente negándose a salir. Un cura, Bernardo Catalán, decía a los condenados: “Estad tranquilos porque hoy estareis cenando con Dios”. Los fueron matando entre bromas y golpes.
Félix Liroz, Pedro León “Espadador” y Anselmo Monreal “Carabina”, dejaban cinco hijos cada uno. Justo Garijo apenas había cumplido los 15 años; lo echaron al camión por no confesar el lugar donde se hallaba oculto su padre.
Fue la última gran matanza, si bien continuó aumentando el número de víctimas. Los presos que quedaban en la cárcel fueron obligados a salir a los frentes, y despedidos con frases como: “ojalá no volvais ninguno”. Uno de estos voluntaríos, Joaquín Guillorme, vino con permiso al pueblo para conocer a un hijo recién nacido. Al regresar al frente fue muerto en las cercanías de Pamplona. Otros muchos corellanos fueron asesinados en distintas circunstancias, entre ellos, Victoriano Alfaro, Gregorio López, Santiago Delgado, Juan Sesma...
Las mujeres sufrieron de forma específica la represión. Una joven que no quiso delatar a su padre escondido fue golpeada y violada repetidamente. A Angeles Mora, Asunción y María Garijo, Mariana Sanz, Dionisia Ruiz, lsabel Calvo, Marcelina Sanz y otras les cortaron el pelo y alguna de ellas tuvo que recorrer las calles a golpe de zurriaga.
Los registros fueron incontables, muchos salvaron la vida ocultándose en los numerosos túneles que cruzan Corella. Hasta la bandera que los corellanos llevaron a Castejón con motivo de la Gamazada fue buscada, con empeño y sin éxito, en las casas de simpatizantes nacionalistas. Los maestrós Marino García y M.ª Dolores Piquer fueron suspendidos de empleo y sueldo y Matías José Sainz y Salustiano Vidal sancionados por sus simpatías políticas.
La larga lista de asesinados estuvo a punto de incrementarse notablemente cuando en el Frente Norte perdieron la vida dos jóvenes de derechas en circunstancias confusas. En aquellos momentos se encontraban en el “cuarto del Marqués” unos cuarenta detenidos. La reacción inmediata, sin duda adquirida por el hábito, fue sacarlos a fusilar. Pero acudió la Guardia civil de Tudela y evitó la saca, no sin esfuerzo e incluso enfrentándose a los más exaltados.