Este año se ha cumplido el 40 aniversario de las exhumaciones de
republicanos fusilados por los franquistas
durante la guerra y la posguerra
que comenzaron a llevarse a cabo en la transición. En algunas provincias
se empezó a exhumar antes de 1978, pero, casi siempre, de forma
aislada.
Acabo de publicar un artículo
sobre las exhumaciones y homenajes multitudinarios que tuvieron lugar en
Navarra a partir de 1978. Es un caso fascinante por el grado de
eficacia y coordinación que adquirieron estas iniciativas. En ellas
participaron familiares, un buen número de sacerdotes -que anhelaban
pedir perdón por la complicidad de la Iglesia católica española con el
bando franquista-, no pocos alcaldes y concejales (algunos de ellos no
elegidos democráticamente) y muchos militantes de partidos de izquierda.
El fenómeno se extendió a La Rioja, pues había tanto riojanos
enterrados en Navarra, como navarros enterrados en La Rioja.
Resulta
sorprendente que personas tan humildes llegaran a organizar una acción
colectiva tan eficaz en momentos tan poco propicios para ello, siendo
capaces de sortear las dificultades que se encontraron, sobreponerse a
las amenazas que recibieron y haciendo caso omiso a las invitaciones a
relegar al olvido aquella parte tan dolorosa y siniestra de nuestra
historia. En este artículo trato de explicar cómo se organizaron y las
razones del éxito de tantas de aquellas iniciativas.
Aquí tenéis el enlace directo al PDF del artículo
No dudéis en hacérselo llegar a quienes creáis que podrían estar interesados en leerlo.
Disculpad las molestias y recibid un saludo muy cordial,
Paloma Aguilar Fernández
Departamento de Ciencia Política y de la Administración
Facultad de Ciencias Políticas y Sociología
UNED
Calle Obispo Trejo s/n
28040-Madrid
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